Esta semana son dos discos en castellano los que se ofrecen en la colección Serrat personal, que en exclusiva Diario de Sevilla les pone en sus manos para disfrutar con las creaciones del cantante español más importante del último medio siglo. Cansiones retrata al Serrat más enamorado de América Latina, pues interpreta una docena de canciones de autores como Violeta Parra, Víctor Jara, José Alfredo Jiménez, Homero Manzi o Roberto Cantoral. Y 1978 está en la línea del cantautor que habla de lo cotidiano y emociona a partir de ello.

Sin duda, Cansiones es uno de los discos más curiosos de su fértil trayectoria. Para su promoción creó un álter ego, Tarrés, para forjar un palíndromo con su apellido leído del derecho y del revés. Con ese guiño quiso decir que cantando historias tramadas por otros también era posible exhibir sus facetas más personales, sus anhelos, emociones y nostalgias.

Escuchar a Serrat tan rumboso en Amor, amor, una popular canción colombiana, podría hacernos pensar que éste no es Serrat, que me lo han cambiado. No, porque desde sus orígenes sesenteros supo sintetizar a Concha Piquer y a Jacques Brel. Y sus continuas giras por América Latina le llevaron a sentir aquel subcontinente como su segunda tierra, y sus ritmos como su segunda educación sentimental.

La instrumentación de Cansiones se grabó desde Barcelona a Montevideo, Buenos Aires y Bogotá. Hay mucho bandoneón (como en el tango Fangal, de Enrique Santos Discépolo), mucho contrabajo, mucho acordeón, muchos violines. Y muchas historias a corazón abierto, porque la vida es un bolero.

El disco 1978 tiene su declaración de intenciones en la portada. Una hermosa fotografía con una ventana recortándose sobre una pared pintada de ocre. En el pretil, una maceta y unas cebollas. Y hacia dentro, un horizonte de sábanas y ropa interior tendiéndose al sol. Es un Serrat de barrio, que canta a ritmo de pasadoble Qué bonito es Badalona en invierno y en verano para ironizar sobre los tópicos y los marcos incomparables.

Una de las mejores canciones es Por las paredes, con su visión de cómo se ha forjado la identidad catalana gracias a gentes de todas partes, su postura es abierta frente a los excluyentes del embudo nacionalista: Con sangre murciana y de Almería / se edificó una exposición. / Ferroviarios, labradores, / dulces criadas de Aragón, / caricias de este corazón. / Y lágrimas oscuras / de los andaluces [....] Patria pequeña y fronteriza, / mil leches hay en tus cenizas. / Que la ignorancia no te niegue, / que no trafique el mercader / con lo que un pueblo quiere ser.