Cultura

La Casa de la Provincia recuerda la figura pionera de Manuel Barbadillo

  • Dos exposiciones reivindican al pintor sevillano, uno de los creadores más destacados de la abstracción española y el primer europeo que usó el ordenador con fines artísticos.

La Casa de la Provincia recuerda hasta el 26 de enero a uno de los creadores más destacados de la abstracción geométrica en España, Manuel Barbadillo (Cazalla de la Sierra, 1929 - Málaga, 2003), a través de una muestra que reivindica con más de 60 piezas la condición pionera del autor, el primer europeo -y la tercera persona en el mundo- que empleó el ordenador para fines artísticos, como señaló ayer Emilia Garrido, coordinadora de esta exposición.

La muestra, organizada por la Fundación Unicaja y la Diputación de Sevilla, se articula en torno a dos grandes fragmentos. La primera parte, titulada Manuel Barbadillo. Obra Modular 1968-1979/1979-1984, ilustra a través de un conjunto de bocetos el interés por la investigación del pintor sevillano. Es un tiempo en el que Barbadillo, artista inquieto en constante evolución, ya posee un discurso afianzado: hace años que ha dejado atrás el arte figurativo tras quedar cautivado en sus viajes a Marruecos con las posibilidades estéticas que facilita indagar en la geometría, y tras una etapa informalista se ha decantado hacia la abstracción. En 1968, Barbadillo introduce ya el ordenador en sus procesos de trabajo, después de ser invitado a unos seminarios del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid y comprobar los avances que le permite la informática gracias a esa cita.

Pero a pesar de la decidida apuesta que Barbadillo hizo por la computadora como herramienta para la creación, los bocetos que se exponen en la Casa de la Provincia son piezas en las que el artista plantea sus combinaciones de forma manual, con tinta negra aunque a veces también con bolígrafo azul o lápiz, e incluso volviendo en ocasiones puntuales a registros figurativos y expresionistas. Usar un ordenador no era precisamente un trámite fácil a finales de los 60: Barbadillo tenía que introducir las fichas perforadas con la información de su obra en aquel gran aparato, necesitaba el asesoramiento de un programador para que su empeño saliese adelante. Por eso las obras expuestas en este apartado pertenecen a un periodo intermedio en el que el sevillano vuelve a los procesos manuales, cansado de los desplazamientos a Madrid y de las esperas en el Centro de Cálculo, donde existía sólo una computadora, y antes de que los ordenadores personales surgieran con fuerza en la década de los 80 y enriquecieran de manera definitiva los lenguajes del arte.

En los papeles milimetrados se observan anotaciones y fórmulas de un creador que tuvo una formación autodidacta en matemáticas, sostiene Emilia Garrido, a pesar de la importancia que éstas tuvieron en sus quehaceres. Para que el espectador pueda hacerse una idea de hacia dónde desembocan tantas horas de combinación de módulos, el recorrido finaliza con dos lienzos que suponen la culminación a esas pruebas que hacía Barbadillo, que desechaba algunas de las propuestas resultantes antes de llevarlas a la pintura.

El segundo fragmento que propone esta aproximación al autor en la Casa de la Provincia es Manuel Barbadillo. Obra Modular en la Colección Unicaja. 1964-2003, en la que se reúnen serigrafías y composiciones en tinta negra y que resume las cuatro décadas que el creador consagró al arte modular. Una producción en elegante blanco y negro en la que Barbadillo, como un compositor, indagó en los misterios del ritmo y en la belleza. Después de que la exposición se haya visto en otras ciudades como Cádiz o Málaga, donde pasó gran parte de su vida, la Diputación de Sevilla tiene ahora la oportunidad de honrar a uno de los hijos ilustres de la provincia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios