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Crítica 'Lluvia de albóndigas 2'

'Lluvia de albóndigas 2' intensifica el espíritu alocado de la primera parte.
'Lluvia de albóndigas 2' intensifica el espíritu alocado de la primera parte.
Manuel J. Lombardo

23 de diciembre 2013 - 05:00

Lluvia de albóndigas 2. Animación, EEUU, 2013, 93 min. Dirección: Cody Cameron, Kris Pearn. Guión: John Francis Daley, Jonathan M. Goldstein. Música: Mark Mothersbaugh.

Película soñada para un niño glotón y sin complejos, Lluvia de albóndigas situaba a Sony Animation Studios en primera línea de competencia en genialidad y eficacia técnica con sus hermanos mayores del sector. Su trazado iconoclasta y locuelo se intensifica aún más en esta segunda entrega que, fiel al espíritu original, aunque ya liberada del libro de Barrett, vuelve a materializar los experimentos del joven aspirante a científico Flynn en una auténtica fiesta mutante que puede engendrar las más maravillosas criaturas híbridas posibles: hamburguesas gigantes cruzadas con arañas, pepinillos con patas, fajitas asesinas, fresas parlantes con ojitos tiernos, puerros susurrantes al volante y demás bichos entrañables sublevados por su libertad y su diferencia en una isla salida de las pesadillas del Doctor Moreau y los sueños de regeneración de las especies extinguidas de Parque Jurásico. Todo ello con un estallido de colores lisérgicos que posibilitan una paleta digital de auténtica locura que se sobrepone sobre los ya clásicos argumentos del grupo solidario, la lucha de la pureza y la inocencia contra el mal (de las grandes corporaciones) y demás mensajería express.

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