Chiqui Carabante se atreve con la figura de Jesús, "el poeta radical que era"
Presentó en la sección alternativa del Festival de Cine de Málaga su segundo largometraje, '12+1. Una comedia metafísica'
Al salir del pase de prensa, Chiqui Carabante se muestra escéptico. Quizás por empatizar con la historia que propone, 12+1. Una comedia metafísica pero, sobre todo, ante esa respuesta inmediata del espectador. "Las reacciones hay que escucharlas a la larga. Además yo soy el director y la gente es muy amable conmigo. No nos llamemos a engaño", reconoce abrumado por la experiencia, pero satisfecho de haber podido sacar adelante un proyecto "controvertido". No debe ser fácil vender la historia de unos tipos que van por el desierto, sin saber muy bien qué buscan y que se topan con un loco, El Bautista, "que se convierte en un asesino sistemático". Un personaje "nihilista y radical", interpretado por Carlos Álvarez-Novoa, que solo pronuncia una frase en la película, nada tiene sentido, "pero a la que le da un millón de matices", comenta.
Conciso y claro, valiente y consciente del reto, Carabante aborda en pantalla la figura de Jesús, por derecho propio. "No solo pertenece a la iglesia católica. Sé qué puede molestar que lo tratemos con humor, amor y rebeldía, como el poeta radical que era", defiende su director y guionista. Y continúa su réplica al conservadurismo católico. "La iglesia ha sacralizado a un tipo que era normal. Es como hacer una iglesia sobre Lorca", opina.
Lo que empezó siendo un corto, a modo de fábula, sobre "un tío que está perdido y al que le sigue un grupo de hombres", acabó convirtiéndose en su segundo largometraje (tras el premiado Carlos contra el mundo, en 2002) y el primero en torno a un personaje icónico, sin más. "Es como hacer una versión de Hamlet o La vida de Buda que hizo Bertolucci. Son personajes que te multiplican las historias".
Y algo de Carlos contra el mundo se destila en esta nueva comedia. "En la anterior, por cuestiones de producción tuvimos que cortar todos los sueños. Y esta es todo un sueño en sí, es muy onírica", califica. Aunque puestos a encontrar una etiqueta ante lo inclasificable, el realizador elige la suya: bizarra. "Cuando la presentamos en un festival de Francia, dentro del ciclo dedicado al cine español, la llamaron así, es un adjetivo muy bonito porque en castellano significa valiente y honesto, y estrafalario y salvaje en francés".
Para esta irreverente travesía por el desierto, Carabante eligió Fuerteventura, y concretamente la playa de Corralejo, por sus inmensas dunas, y a pesar de sus aires isleños. "Aunque dejas de hablar del viento cuando llevas cuatro días con él dentro", añade entre risas.
Cuando el director habla de 12+1. Una comedia metafísica insiste en hacerlo en términos de complejidad y hasta de pesadilla. "Había mucha gente que no quería meterse en el proyecto por la temática. Pero lo que importa es que al final del día la habrán visto 450 personas. Eso ya me parece increíble", admite. Si encima la odisea compite en Zonazine, "que es como la independencia del pensamiento", mejor que mejor. Aunque Carabante rehuye la idea de entrar en liza por un premio. "No estoy compitiendo, yo no hago cine para competir", sentencia. ¿Y para vender. "Para vender sí, por favor, queremos que se vea mucho, que se venda y pagar deudas, eso es diferente", advierte. E insiste en su tesis. "Incitar a los artistas a que compitan es un error. Esto no es el fútbol. Además, una película tan diferente como ésta ¿con cuál compite, con una romántica", se cuestiona.
Sin fecha de estreno en salas y producida por su empresa Divina Mecánica mediante la fórmula de la autogestión en el equipo, la cinta aspira a un pragmático galardón. "El premio es ya la difusión, que nos salga distribuidor y que alguna televisión nos compre", desea.
También te puede interesar