La arquitecta urbanista-paisajista Claudia Zavaleta (Buenos Aires, Argentina, 1955) lleva 31 años trabajando en Sevilla, desde donde ha planificado ordenamientos urbanos tan sensibles como el de Almonte (Huelva), y ahora trata de poner en marcha el proyecto e-migrantes, un laboratorio de arte que reflexionará sobre la emigración.

Cofundadora de Sururbana, asociación de mujeres urbanistas que también dirigió durante cinco años, Claudia Zavaleta creó a finales de 2019 el Laboratorio Espacial Urbano (Labeur), germen del proyecto e-migrantes que ahora trata de poner en marcha en Sevilla con el apoyo del Instituto de la Cultura y las Artes Escénicas de Sevilla (ICAS).

Aunque desde 1999 imparte con Francisco García Novo, catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla, un curso para expertos de evaluación de impactos ambientales en planeamientos urbanísticos, Zavaleta ha dicho a Efe que afronta el proyecto e-migrantes con el espíritu que pone en todo lo que emprende: "Uno cree que enseña, pero en realidad estamos aprendiendo todo el tiempo".

La iniciativa "e-migrantes" es un proyecto de arte colectivo experimental centrado en el espacio urbano en el que intervendrán desde los cuerpos de los propios artistas participantes y la comunicación entre ellos, y que se nutrirá de la "doble simulación" de la experiencia migratoria y del propio trabajo informativo, según ha explicado Zavaleta.

Para e-migrantes serán seleccionados veinte artistas -preferentemente menores de 35 años- que, en un primer momento, asistirán a un periodo de formación impartido por artistas especializados en las disciplinas más diversas, como el bailarín y coreógrafo Pedro Verdalles; la cineasta Elena Tabernas; el artista digital Ricardo Iglesias y el artista visual Jofré Oliveras, entre otros.

La segunda parte del proyecto implicará a dos galerías de arte, la sevillana Weber-Lutgen y la lisboeta Salgadeiras, ya que la mitad del proceso creativo que emprenda cada uno de los artistas participantes se efectuará en un taller y la otra mitad entre la calle y estas galerías, con lo que la idea de movimiento y desplazamiento propia de la migración estará presente durante todo el proceso creativo.

Finalmente, la tercera parte del proyecto, consistirá en la organización de toda la información generada digitalmente, formato digital en el que también se almacenará y conservará.

Según Zavaleta, se trata de un proyecto "centrado en el terreno de la creación colectiva y la improvisación", y es "migrante" porque las acciones evocarán el acto de emigrar y sus consecuencias, mientras que la "e" indica "el aspecto 'ciber' de las acciones, el espacio virtual en el que se experimentará a través de la creación y la comunicación".

También es "urbano" porque explorará sitios residuales o ignorados de la ciudad, aunque no necesariamente deprimidos socialmente ni necesariamente de carácter marginal.

El proceso creativo de los artistas participantes, según ha insistido Zavaleta, se plantea de un modo completamente abierto, de modo que puedan explorar otros lenguajes que no les sean propios y trabajar con otras herramientas que no sean las suyas habituales.

En el plazo de dos meses desde su puesta en marcha, el trabajo deberá concluir con un vídeo corto que servirá para la difusión del proyecto y un vídeo largo que será una especie de "documental en bruto" de todo el proceso creativo, además de una exposición telemática.

El proyecto "e-migrante" abrió el 11 de marzo un proceso de micromecenazgo para completar los 9.000 euros que faltan para el presupuesto total, del que el ICAS de Sevilla aportará el 60 por ciento.