Crítica de Música

Construyendo un futuro barroco

quinteto abdelazer / ensemble barroco del conservatorio de bolonia

Día de la Música. 21 Grados. Amant. Quinteto Abdelazer: Ángela Rodríguez y Alba Catalán, violines; Rebeca Barea, viola; Sergio Garrido, violonchelo; José Miguel Román, clave. Ensemble Barroco del Conservatorio G.B. Martini de Bolonia: Francesca Santi, soprano; Sara Dallolio, flauta dulce; Joanna Piszczorowicz, violín; Fabio Luppi, clave. Programa: Obras de Purcell, Vivaldi, Telemann, Cesti y Agrell. Lugar: Iglesia de la Anunciación. Fecha: Martes 21 de junio. Aforo: Casi lleno.

La Academia de Música Antigua de la Universidad de Sevilla (Amant) ha incorporado este curso a sus actividades a un grupo residente formado por cinco jóvenes del conservatorio sevillano que han participado en un intercambio con alumnos del conservatorio de Bolonia dentro del marco de la Red de Ciudades de la Música de la Unesco. En abril, los sevillanos fueron a Bolonia, y ahora los italianos han devuelto visita para participar en el II Seminario de Interpretación de la Música Antigua de Amant.

Un concierto en la Anunciación, que a la vez servía para inaugurar el programa veraniego 21 grados de la Universidad, ponía broche ayer al Seminario. Fue un recital variado y entretenido, que abrieron los sevillanos constituidos en Quinteto Abdelazer para ofrecer con fraseo firme y bien articulado algunos de los números de la música incidental que Purcell escribió para Abdelazer o La venganza del moro. Partiendo de una emisión muy natural, la soprano Francesca Santi mostró luego una expresión muy franca en una de las canciones que el músico inglés compuso para la misma obra. En el incipiente belcantismo de un aria de Cesti, Santi dejó la misma impresión más tarde, añadiendo ahora una dulce expresividad.

Fantasía en las partes más líricas de un Concierto para violín de Vivaldi (especialmente en el Largo) y notable virtuosismo en los movimientos rápidos demostró la violinista Joanna Piszczorowicz, que tocó también junto a la flautista Dallolio y un continuo de cello y clave un Trío de Telemann que resultó algo plano. Una briosa Sinfonía de Agrell (1746) cerró un concierto de alto valor didáctico y simbólico.

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