ROSS CÁMARA | CRÍTICA

Colores de la mañana

Tosco, Iolkicheva y Morelló en Espacio Turina.

Tosco, Iolkicheva y Morelló en Espacio Turina. / Marina Casanova

Deliciosa mañana de domingo la que nos ofrecieron tres de los mejores profesores de la ROSS, con un programa muy acorde con las personalidades artísticas de los mismos. Se abrió la sesión con el trío de Desvignes, un delicado Adagio de melodismo elegante, evocador, soñador en las figuraciones del arpa de Iolkicheva, dueña de todos los recursos expresivos del arpa y atenta siempre a las inflexiones dinámicas. Morelló arrancó de su flauta un legato delicado, sostenido sobre un generoso fiato y con un sonido apacible, sin excesivo vibrato. La irrupción contenida de la viola de Tosco, con su sonido aterciopelado, llevó a pasajes muy cuidados en los que flauta y viola entrelazan con finura y poesía sus líneas melódicas.

Iolkicheva y Morelló, ahora con Tosco en lugar de Nikolov, repetían en estos ciclos dominicales, cinco años después, la versión para trío (no se indicó el autor del arreglo, quizá Carlos Salzedo) del Children’s corner de Debusssy. Aquí tuvo la arpista más amplio campo para desplegar la paleta de colores, siempre desde la precisión y la agilidad que la caracteriza. Momentos especiales fueron, entre muchos, la combinación del pizzicato con sordina de Tosco y el ostinato de Iolkicheva en el inicio de Serenade of the Doll; o el fraseo sinuoso delicadamente ligado de Morelló en The Little Shepherd; o el ritmo sincopado y entercortado bien marcado de Golliwogg’s Cake Walk.

Tras la obra de Brotons, intimista y apasionada, defendida con concentración por el trío, la sonata de Debussy fue un nuevo campo para poner de relieve la capacidad de modulación del color instrumental, en perfecto equilibrio en el trazo de los arabescos.

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