Jugando con el título de la obra recomiendo que mientras los personajes, dos escritores que son amantes desde hace diez años, ejercen una feroz resistencia en su relación, el público abandone cualquier oposición y se deje llevar por esta delicia de texto escrito por Lucía Carballal que demuestra tener un finísimo olfato para describir las complicadas relaciones de pareja.

Israel Elejalde realiza una propuesta clásica, desde la interpretación de Mar Sodupe y Francesc Garrido, la escenografía de Monica Boromello a la iluminación de Paloma Parra, que nos recuerda las obras inglesas basadas en duelos interpretativos entre intelectuales pedantes (en su acepción más positiva) y que cuenta con un libreto que funciona con la precisión de un reloj.

Asistimos a un partido de tenis en el que las réplicas y contrarréplicas van en un gratificante in crescendo que nos lleva a alternar nuestras simpatías con uno y otro personaje. Placer para el oído, placer para el intelecto, placer para pasar el tiempo con la eterna lucha entre el amor y la admiración a cargo de una dramaturga con enorme futuro.