Estrella Morente | Crítica

Una copla a favor

Estrella Morente presentó su 'Copla' en el Teatro de la Maestranza.

Estrella Morente presentó su 'Copla' en el Teatro de la Maestranza. / Miguel Fernández

A partir de Amante de abril y mayo la cantaora se relajó, la voz se abrió e, incluso, mejoró algo el sonido de su micrófono. Fue otro concierto, mucho mejor. Un concierto de copla a la antigua usanza, con esa puesta en escena que ya no se estila, pero revitalizado, nuevo, pleno de belleza y juventud: batas de cola rotundas, peina y mantilla de madroños, mantón y abanicos. Estrella Morente se adueñó de la escena y movió la bata de cola con soltura y carácter. Por fin pudimos disfrutar de su timbre vocal único, su entrega maravillosa a los filos más hirientes de la melodía, sus armónicos deliciosos, puestos en este caso al servicio de un repertorio clásico, que está en la memoria sentimental de todos los españoles y andaluces. De todos. Para los que también quieren patrimonializarla, ahí están las proyecciones de Angelillo o Carlos Cano, y de otros hombres y mujeres de izquierdas, entre los que eché de menos a Encarnación López, de cuyo repertorio a cuatro manos con Lorca, por cierto, cantó Morente Los cuatro muleros a ritmo de bulerías. Porque sí, hubo también su receso jondo. Así los tangos, donde recordó la melodía paterna del Poema de la saeta.El final del espectáculo es redondo, espectacular, con tres temas que son tres declaraciones de principios: Ay, pena, penita, donde emuló a Lola Flores, con mejor voz, desde luego. La maravillosa Soledad de Gracia Montes, una copla poco revisitada. Y toda una declaración de principios: Suspiros de España.Una propuesta que reivindica la copla desde la calle, de ahí la brillante idea de arreglarla para banda de vientos callejeros. Y que reivindica la copla desde la elegancia, la pulcritud de la puesta en escena. Desde la calidad. Y del divismo, lógicamente, que forma parte indisociable de este patrimonio. Porque puede y porque quiere. En contra de las versiones ramplonas y gritonas que los programas de televisión han popularizado de la copla en los últimos tiempos. Y en contra de los casposos que, como digo, pretenden apropiarse de algo que pertenece a todos. O sea que, a favor nuestro.

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