ORQUESTA BÉTICA DE CÁMARA | CRÍTICA

Futuro y pasado de la Bética

La Orquesta Bética de Cámara, Michael Thomas y Argentina.

La Orquesta Bética de Cámara, Michael Thomas y Argentina. / Federico Mantecón

Faltan dos meses para que se cumplan los cien años del estreno del Retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla, en un extinto Teatro San Fernando y con una novedosa orquesta de cámara que, un año más tarde, se presentaría como grupo independiente bajo el nombre de Orquesta Bética de Cámara. Falla fue su alma artística hasta su triste salida de España y aun desde Argentina preguntó alguna vez por sus béticos.Por esta cercanía al centenario, Michael Thomas ha diseñado para este concierto (espléndido y brillante, digámoslo ya) un programa muy similar a los de los primeros conciertos de la Bética, con obras del propio Falla, de sus más queridos contemporáneos franceses y obras del periodo clásico, sobre todo sinfonías de Haydn.

Le tombeau de Couperin sonó desde el principio con agilidad y precision, saltarín en los juegos de entre oboe y flauta (magníficos toda la noche), con ironía y delicadeza a partes iguales. La orquestación de Thomas de La fille aux cheveux de lin es cien por cien Debussy, con poéticas líneas melódicas asignadas a la flauta y al oboe y un evanescente sonido en las cuerdas. Para la sinfonía Londres de Haydn recurrió Thomas a un fraseo cargado de energía en la acentuación, con ataques secos y tempos rápidos, controlando el vibrato de las cuerdas y adentuando los contrastes dinámicos con maestría. A recordar la manera de incidir en el aire rústico del arranque del Finale.

La Bética sonó a puro Falla en El amor brujo. Toda la sutilidad de los juegos tímbricos (violines con sordina tocando en fortissimo, diálogos entre las maderas) y la riqueza rítmica (ese sensual ritmo de guajira en la Pantomima) fueron sacadas a la luz por una Bética de empaste impecable y de una precisión en la articulación admirable, seguidora fiel de la dirección inspirada de Michael Thomas. Fue una versión empañada por la voz deficiente de Argentina, borrosa a pesar de una amplificación innecesaria en una sala de tan increíble acústica.

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