Josep Fontana, historiador y profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra, ha fallecido esta mañana en Barcelona a los 86 años. Nacido en la capital catalana el 20 de noviembre de 1931, se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona y fue discípulo de Jaume Vicens Vives, Ferran Soldevilla y Pierre Vilar.

Considerado como uno de los historiadores más prestigiosos de España, con obras de referencia como Por el bien del Imperio. Una historia del mundo desde 1945, La quiebra de la monarquía absoluta (1814-1820) o Europa ante el espejo, Fontana se especializó en historia contemporánea y se convirtió en uno de los renovadores de la historiografía española.

Trabajó sobre los modelos de transición del Antiguo Régimen al capitalismo y se centró en estudiar la formación del mercado peninsular, las revoluciones de 1820 y 1868 en España y Cataluña y, especialmente, las relaciones entre las finanzas públicas y el desarrollo económico. Algunos de los autores que influyeron en él fueron Edward Palmer Thompson, Eric Hosbawn y Antonio Gramsci.

Su última obra fue el monumental ensayo El siglo de la revolución (Crítica), en el que planteaba que, aunque el último no ha sido un siglo revolucionario, puesto que las propuestas de la Revolución rusa acabaron derrotadas, sí ha sido "el siglo de la revolución, en la medida en que estas propuestas, en su doble papel de esperanzas para unos y de amenazas para otros, han marcado toda su historia", según explicaba el año pasado en una entrevista con motivo de la publicación de dicha obra.

Antifranquista, militante del PSUC hasta principios de los años 80, Fontana fue distinguido en su trayectoria con la Cruz de Sant Jordi, en 2006, y también con el Premio Nacional a la Trayectoria Profesional y Artística en 2007. Era además doctor honoris causa por diversas universidades como la Nacional de Comahue de Argentina, la Rovira i Virgili de Tarragona, la de Valladolid y la de Gerona.

Por otra parte, dirigió el Instituto Universitario de Historia Jaume Vicens Vives de 1991 a 2002; fue miembro del Consejo Científico del Instituto Europeo Universitario de Florencia; presidente de la Asociación de Historia Económica española y figuró en el consejo de varias revistas internacionales.

Nada más conocerse su muerte, discípulos y amigos han lamentado su óbito y se han pronunciado a través de las redes sociales, calificándolo de "maestro de maestros", "maestro de historiadores", "profesor de profesores" e "historiador de referencia".