Francisco Bernier | Director del Festival de la Guitarra de Sevilla

"Frente al pesimismo, aspiramos a que la música pueda hacer de sanadora de almas"

  • En su undécima edición, que se inicia esta noche en el Espacio Turina, el Festival de la Guitarra de Sevilla cambia sus actividades y su formato para adaptarse a la crisis sanitaria

Francisco Bernier afronta la undécima edición del Festival de la Guitarra.

Francisco Bernier afronta la undécima edición del Festival de la Guitarra. / Juan Carlos Vázquez

Al cierre de la décima edición, celebrada el año pasado, no podía imaginar Francisco Bernier (Sevilla, 1975), fundador y director del Festival de la Guitarra, la delicada situación presente.

–¿Ha estado la undécima edición en peligro?

–Sí. Problemas ha habido muchos. En marzo, cuando llegaron la pandemia y el confinamiento, teníamos una idea de festival que hemos tenido que ir adaptando. Nadie podía saber cuál sería la situación en otoño pensando en la posibilidad de una segunda ola, como la que estamos pasando. Afortunadamente este mes de octubre las actividades culturales se están pudiendo desarrollar. Pero sí, por mi cabeza pasó la idea de que quizás hubiera que aplazar o cancelar el festival.

–A los concursos de guitarra les ha ido peor.

–La idea era hacer la eliminatoria online para que no tuvieran que venir tantos guitarristas como de costumbre. Buena parte de nuestros concursantes son extranjeros, y lamentablemente España se ha convertido en un destino muy difícil. Había gente que no podía venir a Sevilla de ninguna forma. Muchos nos han llamado para decirnos que les era imposible participar en estas condiciones. Así que no hemos tenido más remedio que aplazar los concursos, a ver cuándo podemos hacerlos. Mantenemos el Concurso de Composición Manuel de Falla, que va por su quinta edición.

"No hemos tenido más remedio que aplazar los concursos de guitarra flamenca y guitarra clásica”

–Han cambiado el modelo de festival, de días consecutivos a fines de semana.

–Así es. Hasta el año pasado el festival duraba siete u ocho días seguidos, y este año nos vamos a tres fines de semanas consecutivos. En parte ha tenido que ver la pandemia. Pensamos que hay días de la semana en que es más difícil proponer una actividad de conciertos y que espaciándolos los aficionados podían sentirse más cómodos. Ya veremos si mantenemos este modelo para futuras ediciones.

–¿Al público se le aseguran los estándares más altos de seguridad?

–Por supuesto. Vamos con aforos del 50%, tanto en la sala grande como en la pequeña del Espacio Turina y lo mismo en el Consulado de Portugal, en el que presentaremos como el año pasado un concierto, que además, dependiendo del tiempo, podríamos sacar al aire libre, donde la seguridad es más alta. De todos modos el ICAS lo tiene muy bien estudiado y trabajado y las condiciones de seguridad serán las máximas que se pueden ofrecer ahora mismo, que son muchas. La cultura es segura. Esto se ha convertido en un eslogan, si quiere, pero es una realidad. Las actividades culturales son de las más seguras que se han ofertado en medio de la pandemia.

–El Festival se presenta con los ganadores de los concursos del año pasado.

–Exacto. Francisco Moncayo tiene unas cualidades extraordinarias, nos sorprendió a todos con una potencia sonora increíble. Él venía ya de ganar varios concursos de flamenco y proviene de una familia con mucha tradición. El segundo día Carlo Curatolo presenta el disco que grabó como ganador del premio de 2019, que se titula Eroica italiana. Este fin de semana culmina con dos conciertos fantásticos. José Luis Pastor hace un recorrido por la historia de la guitarra con once instrumentos diferentes. Y antes, un guitarrista americano de origen polaco, Paul Cesarczyk, mezclará obras renacentistas originales para laúd con piezas del siglo XIX y recientes, alguna suya.

"José Luis Pastor hace un recorrido por la historia de la guitarra con once instrumentos diferentes"

–Rompen la tradición de los programas dobles.

–Sí, este primer fin de semana sí. Cesarczyk tocará en la Sala Juan de Mairena a las 19.00 y Pastor en la Sala Silvio a las 20.30. Vamos a probar, para que la gente pase menos tiempo en un mismo espacio cerrado.

–El segundo fin de semana...

–Tenemos a Domenico Mottola, ganador del concurso Francisco Tárrega el año pasado, donde se llevó todos los premios. Además ha sacado también un disco con Contrastes Records dedicado a Tárrega y Llobet. Y tenemos al cubano Alí Arango, un músico increíble que ganó el mismo premio en 2018. Hemos hecho un disco con él muy interesante que es el programa que ofrece: se titula Tárrega y Mangoré encuentran a Chopin en La Habana. Todo tiene un hilo conductor muy bien hilvanado. Al día siguiente el Cuarteto de Guitarras de Andalucía hace números de la Suite Andalucía de Lecuona, además de Falla y Albéniz y enseguida el Sevilla Guitar Dúo hará la Tonadilla de Joaquín Rodrigo. Y de ahí nos vamos al jueves 22 de octubre, que es el concierto de Pedro Joia en el Consulado de Portugal en un Homenaje a Zeca, el compositor portugués que tuvo tanta trascendencia en la Revolución de los Claveles. Y luego los dos últimos días son de dos grandes guitarristas flamencos, primero Diego del Morao y luego Juan Antonio Suárez Canito, que además acompaña al cantaor Jesús Méndez.

–¿Cómo se han financiado este año?

–Tenemos la ayuda del Consulado de Portugal para el concierto de Joia y una ayuda garantizada del Ayuntamiento de Sevilla. Pedimos subvenciones al Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía, que aún no se han resuelto. Nos quedan días de zozobra hasta que tengamos una respuesta.

–¿Se han tirado a la piscina antes de saber si había agua?

–Un poco sí, y aunque el festival tiene una trayectoria de once años y entiendo que, aun tarde, la respuesta de las administraciones sólo puede ser positiva, no puedo negar que hay cierta inquietud.

Francisco Bernier, director del Festival de Guitarra de la pandemia. Francisco Bernier, director del Festival de Guitarra de la pandemia.

Francisco Bernier, director del Festival de Guitarra de la pandemia. / Juan Carlos Vázquez

–El año pasado me confesaba que uno de sus sueños era conseguir una mayor implicación del público. ¿Cómo se lo puede atraer en una situación así?

–Es complicado. Pero el lema de este año es “Música para sanar”. Frente al pesimismo, lógico por la situación sanitaria y económica que tenemos, nuestra oferta sólo puede ser la de brindar un espacio al que la gente vaya a liberarse por una hora o una hora y media, a abstraerse de la dramática realidad. Aspiramos a que la música, a través de las cuerdas de la guitarra y de los intérpretes que traemos, pueda hacer de sanadora de almas. Ese es en último término nuestro propósito: cultivar el optimismo a través del disfrute de la música. Esperamos que el público lo entienda así y que asista a los conciertos sin miedo. Los precios son muy asequibles y además hay varios recitales gratuitos.

–Once años ya. ¿Hay cansancio?

–He aprendido a trabajar año tras año. Para mí el futuro es el festival de 2021. Mantengo la ilusión. Tenemos ya una historia que nos sirve de acicate. Cansancio hay, esto cuesta tiempo y trabajo, pero ver el nivel de calidad que ofrecemos cada año me sirve de estímulo para el siguiente.

"Ese es en último término nuestro propósito: cultivar el optimismo a través del disfrute de la música"

–El sello Contrastes sigue adelante.

–Sí. Los discos se venden poco, pero nosotros seguimos apostando por el disco físico, poder tocarlo, tener un libreto en las manos... Las plataformas digitales seguirán copando el mercado pero el disco físico lo vemos como una necesidad y creo sinceramente que nunca se va a perder.

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