Crítica de Música

Guitarras para un palacio

Máster de Guitarra Clásica de la UPO

Alumnos de la Universidad Pablo de Olavide. Intérpretes: Elena Ortega, Giuseppe Menutti, Francisco Morais y José Carlos Cabrera. Lugar: Capilla del Real Alcázar. Fecha: Domingo 10 de abril. Aforo: 80 personas.

Uno de los muchos sinsentidos del sistema educativo español es el que, por una parte, otorga carácter universitario a los títulos musicales superiores de los conservatorios, mientras que, por otra parte, aleja de la universidad la enseñanza musical superior. Si, de esta manera, la música se hace ajena y extraña al mundo universitario, dificultad también la equiparación de las titulaciones y el acceso de los músicos a los títulos universitarios, a los máster de posgrado y a los doctorados.

En el caso sevillano sabemos de un brillante proyecto frustrado por oscuros intereses hace unos años para establecer un máster en interpretación musical en la Universidad de Sevilla. Ahora ha sido el siempre inquieto Francisco Bernier quien ha contado con la Universidad Pablo de Olavide para impartir un máster de guitarra clásica durante este curso, algunos de cuyos alumnos se presentaron ayer en concierto.

La española Elena Ortega mostró nerviosismo e inseguridad en la Elegía de Mertz, con notas falsas y ataques imprecisos, aunque en la Serenata de Malats mostró ya más soltura en el fraseo y en la digitación. Con obras de Sor y de Ponce, Giuseppe Menutti manifestó una gran madurez musical y una importante carga de expresividad afectiva, especialmente con Sor. Con sonido limpio y brillante, lució también agilidad y sentido del ritmo en la obra de Ponce. Quien mejor impresión me ofreció fue Francisco Morais por su madurez como músico. Su capacidad de introspección le permitió adentrarse en la Passacaglia de Tansman con variedad de matices y acentos, a la vez que con claridad en la exposición de las texturas contrapuntísticas, cuestión esta última que afloró de manera magistral en su versión de la Invocación y danza de Rodrigo, profundamente expresiva. Por último José Carlos Cabrera ofreció piezas de Barrios con gran brillantez, especialmente La catedral, de sonido cristalino, matizado y de ricas tonalidades, pero se le resistieron las exigencias técnicas del Andante y rondó de Aguado.

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