Premio Cervantes

Ida Vitale: un Premio Cervantes entre el buen humor y el "frenesí poético"

  • La poeta uruguaya ha recibido en Alcalá de Henares el máximo galardón de las letras en español de manos del rey Felipe VI

  • La autora evoca en su discurso sus primeras lecturas del 'Quijote' y reconoce el magisterio de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, su "primer amor literario"

Ida Vitale, este martes durante su discurso en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.

Ida Vitale, este martes durante su discurso en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. / Ballesteros (Efe)

La escritora uruguaya Ida Vitale ha reivindicado este martes la dimensión poética del Quijote al recoger el Premio Cervantes de manos de Felipe VI, distinción que recogió emocionada en un acto solemne, como siempre, aunque ella hubiera preferido, como reconoció durante su intervención, haber "abrazado" en vez de leer un discurso.

Los Reyes presidieron la ceremonia en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares en una jornada lluviosa en la que se celebró el Día del Libro. Ida Vitale es la quinta mujer en recibir el Cervantes, máximo galardón de las letras en español que previamente habían recibido las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana Elena Poniatowska (2013).

El discurso de Vitale, que finalizó pidiendo perdón por su "audacia" al acudir a Alcalá de Henares a hablar de Cervantes, estuvo lleno de referencias al Quijote, aunque no sólo: autores como Garcilaso, Dante, Homero o Baudelaire, de quien leyó en perfecto francés un par de poemas. Volviendo al Quijote, para la poeta uruguaya, de 95 años, "muchas veces lo que llamamos locura del Quijote, podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto".

Ida Vitale y el Rey charlan momentos antes del inicio de la ceremonia. Ida Vitale y el Rey charlan momentos antes del inicio de la ceremonia.

Ida Vitale y el Rey charlan momentos antes del inicio de la ceremonia. / Ballesteros (Efe)

Confesó que supo de don Quijote "por una gran pileta que, sin duda regalo de España, lucía en el primer patio de mi escuela". Sus lecturas fueron "libres y tardías", pero se convirtió en una "devoción total" cuando intimó "con aquella pareja española tan tiernamente compatible". Y aceptó de inmediato el lenguaje de don Quijote y Sancho Panza: "Me integraba a un mundo en el que, sola, me sentía acompañada, capaz de manejarme en él como si fuese el mío propio", recalcó la poeta.

En el acto participaron también el Rey y el ministro de Cultura, José Guirao, que destacó la apuesta de Ida Vitale por la poesía como una forma de "nutrir" la conciencia en un mundo que amenaza con una "paulatina deshumanización". Guirao leyó además dos poemas de la galardonada e incidió en la influencia que en ella tuvieron muchos poetas españoles, la mayoría pertenecientes al exilio republicano y muy especialmente José Bergamín y Juan Ramón Jiménez, quienes ejercieron "una influencia literaria, intelectual y moralmente determinante" en la obra de Vitale.

Ésta así lo reconoció tras elogiar los discursos de Felipe VI y el ministro. Aunque, eso sí, apuntó que había echado de menos que alguien hubiera recordado a Antonio Machado, su "primer amor literario". "Y no lo ha mencionado nadie...", lamentó la poeta. "Juan Ramón Jiménez me inspiraba respeto, pero Machado era el cariño, una especie de abuelo para mí", comentó feliz en medio de los besos y abrazos que recibía de familiares –acudieron su hija Amparo y sus nietas–, amigos, escritores como Carme Riera, Clara Janés, Soledad Puértolas o el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.

La poeta uruguaya recibe con emoción el aplauso de los asistentes al acto. La poeta uruguaya recibe con emoción el aplauso de los asistentes al acto.

La poeta uruguaya recibe con emoción el aplauso de los asistentes al acto. / Ballesteros (Efe)

"Ver cómo subía la escalera, verla bajar y luego cómo proyectaba la voz a los 95 años, mejor que todos los que han hablado, es algo increíble", dijo tras la ceremonia Nuria Flo, nieta de Vitale, que no paró de llorar mientras su abuela estuvo subida en el majestuoso estrado. Sobre esa enorme corriente de emoción habló también la autora, en tono de broma: "Ellas [en referencia a sus nietas] creían que me moría".

"La poesía de mi abuela me gusta mucho, pero a veces es difícil", reconoció la nieta, para quien la abuela que más le gusta es "la del sentido del humor y la que improvisa". Y eso de improvisar lo hizo ayer bastante Ida Vitale, porque cuando ya había acabado su discurso de agradecimiento pidió perdón al auditorio por "la osadía" de meterse en el solemne Paraninfo para hablar de Cervantes.

Preguntada luego por su conversación con el Rey, con quien departió muy afectuosamente y entre risas, se limitó a decir que Felipe VI le había dicho "muchas cosas", pero que eran "para la intimidad". "Inventen algo, que la inventiva es literatura", bromeó esta poeta que experimentó ayer, dijo, "la emoción" de su vida.

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