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Cultura

'Inédito' revela el perfil íntimo de Valle-Inclán

  • Espasa edita una serie de cartas y textos inéditos hasta ahora de uno de los emblemas de la Generación del 98

En 1930, Ramón María del Valle Inclán paseaba su larga barba blanca por el Paseo del Prado de Madrid en una imagen captada por el fotógrafo Alfonso, que ha sido la elegida para la portada de Inédito, el libro que reúne cartas y textos desconocidos para revelar su perfil más personal y cotidiano. Publicada por Espasa, la obra presenta cuatro narraciones y 144 cartas del Archivo Valle-Inclán Alsina, reunido primero por su viuda, Josefina Blanco y, después, por uno de sus hijos, Carlos del Valle-Inclán. Es precisamente a Carlos, fallecido hace dos años, a quien está dedicado el volumen, cuya coordinación e introducción, Tengo lo que di (lema del famoso personaje valleinclaniano del marqués de Bradomín), ha corrido a cargo de su hijo Joaquín del Valle-Inclán.

Este libro es "un material ameno para un lector medio", dice Joaquín, que, por cierto, desmiente la fama de bohemio de su abuelo, al que define como un hombre "práctico" que se "ocultó detrás de una máscara". A la luz del epistolario inédito, desde 1895 a 1944, son muchas las razones para negar dicho carácter bohemio, insiste también en el prólogo el biógrafo Manuel Alberca. Prueba de ello es la contabilidad rigurosa que llevaba; significativa es la carta al periodista Torcuato Ulloa: "De mi vida podría contarle muchas cosas, pero me da pereza. Le diré solamente que escribí un cuento para el certamen de El Liberal y que por libertino no me lo han premiado".

En la misma misiva, añade: "Me convendrían mucho ahora algunas pesetas, para poder comprarme un brazo". Valle-Inclán hacía frecuentes referencias, con ironía, a la falta de su brazo izquierdo, perdido tras gangrenarse una herida mal curada que le ocasionó de un bastonazo el periodista Manuel Bueno.

En Inédito descubrimos la amistad de Valle-Inclán con personalidades literarias como Antonio Machado, quien le escribe: "Mil enhorabuenas por esa portentosa Lámpara maravillosa que he leído y releído con deleite". Sobre su controvertida ideología política, Joaquín dice que su abuelo era "un autodidacta", que empezó en la ultraderecha del carlismo para ir suavizando posiciones.

Su lado más familiar queda marcado en las cartas a su hijo Carlos: "Aplícate, hijo mío, y no olvides cuánto te quiere y cuánto espera de ti tu padre".

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