La Sylphide en el Maestranza

La magia de ‘La Sylphide’ invade por primera vez el escenario del Maestranza

  • Después de la ‘Giselle’ de 2021, la Compañía Nacional de Danza que dirige Joaquín de Luz regresa a Sevilla con el ballet romántico más antiguo en versión del danés Augusto Bournonville

De izquierda a Derecha, el director del teatro, Javier Menéndez, Yanier Gómez, Yaman Kelemet y Joaquín de Luz.

De izquierda a Derecha, el director del teatro, Javier Menéndez, Yanier Gómez, Yaman Kelemet y Joaquín de Luz. / Guillermo Mendo

Como viene siendo habitual desde su apertura, la danza clásica es la encargada de inaugurar el año teatral del Teatro de la Maestranza.

Pero el título que viene a abrir este 2024 en el coliseo sevillano es realmente especial por varias razones. En primer lugar, porque es la primera vez que el público sevillano tendrá ocasión de ver en el Maestranza La Sylphide, el ballet romántico más antiguo que se ha conservado íntegro y que se estrenó en la Ópera de París en 1932, coreografiado por Filippo Taglioni para su hija, la célebre Marie Taglioni, que interpretó con gran éxito el papel titular.

Otra particularidad es que llega de la mano de la Compañía Nacional de Danza, una compañía que solo ahora ha podido afrontar un título de estas características, en palabras de su director, “un ballet icónico del repertorio romántico que han bailado los mejores Ballets del mundo y que nosotros hacemos ahora porque la compañía se encuentra en este momento en la tercera fase del plan que nos planteamos a mi llegada. Un plan iniciado ya en la etapa del anterior director, José Carlos Martínez y que no era otro que el de unificar estilísticamente una compañía, que estaba dividida en dos, para hacerla más versátil y que pudiera bailar distintos estilos adquiriendo, al mismo tiempo, una identidad propia”.

Y la tercera y gran novedad de este título es que la coreografía elegida ha sido la que realizara el célebre bailarín y coreógrafo danés Augusto Bournonville para el Royal Danish Ballet y que fue estrenada en Copenhague en 1936 con el libreto de Adolphe Nourrit y la música compuesta por el noruego afincado en Dinamarca, Herman Severin Løvenskiold.

Bournonville (1805-1879) conoció en París la versión de Taglioni y, a su regreso a Dinamarca, llevó a cabo su propia versión con la jovencísima bailarina Lucile Grahn y reservándose para sí el papel masculino principal.

La atención y los matices con los que Bournoville dotó a su personaje, y a los personajes masculinos en general, supusieron una auténtica novedad ya que, como es sabido, los grandes coreógrafos de la escuela romántica, la rusa y la parisina sobre todo, con Marius Petipa a la cabeza, concedían un lugar de privilegio a las mujeres dejando en muchas ocasiones a los varones el papel de simples acompañantes o porteadores.

El estilo del danés, que tiene grandes semejanzas con la española Escuela Bolera, es, por otra parte, mucho más natural, alejándose de la pantomima al uso de los grandes ballets blancos, “si bien las cosas simples son las más difíciles y su estilo es tan específico y tan complejo en su aparente sencillez que los bailarines han tenido que hacer un trabajo enorme, guiados por Petrusjka Broholm, exbailarina del Real Ballet de Dinamarca, que ha sido la encargada de la reposición”, afirma de Luz.

Por fortuna, el estilo de Bournonville se ha conservado fielmente en todo el mundo gracias a los numerosos escritos del coreógrafo y, concretamente en España, por la presencia de algunos de sus mejores alumnos. La escritora y maestra de ballet, Elna Matamoros, además, tiene publicado en Akal un libro impagable –Augusto Bournonville. Historia y estilo- sobre este estilo del que su madre, Carmina Ocaña, es una de las más brillantes exponentes.

Joaquín de Luz, por su parte, ha sido una referencia directa para los varones de la compañía y el día 13 de diciembre, tras haber bailado el papel de James en numerosas ocasiones con diferentes ballets, siempre en la versión de Bournonville, se subió al escenario del Teatro de la Zarzuela para dejar constancia de la maestría y de forma física que aún conserva a sus 47 años.

En Sevilla habrá tres elencos diferentes para los papeles principales, uno por cada día de representación. En el estreno de mañana jueves, la sílfide será la estadounidense Yaman Kelemet, quien comentaba esta mañana en la presentación del espectáculo que “el de Sylphide es un papel dificilísimo, ya que, por un lado tiene muchos saltos y es muy exigente técnicamente, pero al mismo tiempo tiene que dar sensación de ingravidez porque es un personaje fantástico y no real. En cualquier caso, yo lo disfruto muchísimo porque siempre ha sido un sueño para mí interpretarlo”.

El papel de James es interpretado por el cubano Yanier Gómez Noda, que con este personaje pisará por cuarta vez el escenario del Maestranza, la última, en la Giselle que la CND presentó en este mismo teatro en enero de 2021. Un título (Giselle) con el que La Sylphide tiene un parentesco nada casual. El bailarín también hizo hincapié en las dificultades de la coreografía “porque, aunque en el fondo todo gira en torno al amor y al desamor, en la forma es un rol que te exige cosas a las que no estamos acostumbrados”.

Otro de los grandes alicientes de esta cita sevillana con la danza clásica será la presencia en el foso de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Para dirigirla, el director de la CND ha elegido al británico Daniel Capps, un director especializado en danza que ha acompañado a muchos de los grandes Ballets europeos y americanos.

La Sylphide tuvo una acogida realmente espectacular en su estreno. Diez funciones (del 7 al 17 del pasado mes de diciembre) en el madrileño Teatro de la Zarzuela que se vendieron con semanas de antelación. Ello indica que el género no ha perdido ni mucho menos el favor del público. Sin embargo, su presencia en los teatros españoles es prácticamente anecdótica debido, entre otras cosas, a la falta de compañías con capacidad económica para afrontar el repertorio y de teatros que puedan asumirlas.

En el fondo de esta situación se encuentra sin duda la falta de apoyos institucionales a un arte, la danza en general, que según afirmó de Luz, ha pasado de las 4.800 funciones de 2019 a poco más de 1.800 en 2022.

La Sylphide estará en el Teatro de la Maestranza del 11 al 13 de enero, a las 20:00 y aún quedan algunas entradas.

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