Laberinto de pasiones

Con 'Los abrazos rotos', Alberto Iglesias firma su séptima banda sonora para Pedro Almodóvar, en la que Miguel Poveda pone voz a una hermosa zambra

Una imagen reciente del compositor donostiarra Alberto Iglesias.
Una imagen reciente del compositor donostiarra Alberto Iglesias.

24 de marzo 2009 - 05:00

Desde hace ya varios años, uno regresa a cada nueva película de Pedro Almodóvar casi exclusivamente para escuchar la música de Alberto Iglesias, su compositor de referencia desde La flor de mi secreto y uno de los músicos más importantes del cine contemporáneo, dos veces candidato al Oscar y catapultado a una carrera internacional a través de títulos de prestigio autorial como El jardinero fiel, Cometas en el cielo o Che.

Junto a Pedro Almodóvar, título a título, mano a mano, tal y como nos sugieren las notas interiores de la edición discográfica de la banda sonora de Los abrazos rotos, Iglesias ha desarrollado un peculiar e identificable sonido almodovariano, apasionado e intenso, cálido y (melo)dramático, que rebusca, como también lo hace el director, en las raíces de cierta tradición cultural española para reescribir desde el lenguaje contemporáneo las corrientes y pulsiones internas de un cine que parece cada vez más volcado hacia su superficie exterior y su propia imagen de marca registrada.

Tal y como apunta la compositora María de Arcos, "en los trabajos de Almodóvar, Iglesias hace gala de una elaboración de aspecto más poliédrico, de trazos tortuosos que conducen al estado anímico de sus personajes, estado que revierte al exterior y produce una serie de efectos concatenados. Así, los distintos bloques musicales de la película adquieren un desarrollo lineal más dinámico, en continua transformación".

Este carácter se traduce en el uso de una instrumentación más heterogénea y en muchos casos, de un color más brillante, "con registros más extremos". En la hermosa música de Los abrazos rotos volvemos a reencontrarnos con aquella trompeta en sordina (a lo Miles Davis) de Todo sobre mi madre, con el violín lírico (Ara Malikian) o el saxo tenor (Martin Robertson), con intensos y rítmicos pasajes de cuerdas sincopadas, pero también, en asociaciones y préstamos instrumentales insólitos, con la kora africana ("que puede evocar la fluidez, los sonidos del agua, pero también la conversación o el soliloquio", en palabras del compositor), el melancólico duduk armenio, el hang ("un nuevo instrumento de percusión con sonoridades muy delicadas", descubierto en el teatro de Peter Brook), la guitarra eléctrica o pequeños apuntes electrónicos, timbres que se integran con la orquesta en una escritura orgánica de nuevas texturas, tan emocional como precisa, tan descriptiva como evocadora y abstracta.

Plegada a las necesidades dramáticas y a los distintos niveles narrativos del filme, oscura y tensa cuando discurre por su vertiente más noir, concentrada y lírica en la puntuación del recuerdo doloroso, la música de Los abrazos rotos edifica su estructura temática en torno a un motivo melódico central extraído de la música popular española y asociado a Chicas y maletas, la película dentro de la película. Una vez más, como tantas otras en el cine de Almodóvar, el casticismo adquiere una renovada dimensión posmoderna a través del pastiche o la relectura. En esta ocasión, se trata de un preciosa zambra compuesta por los maestros de la copla Quintero, León y Quiroga, A ciegas, popularizada en 1953 por la gran Concha Piquer, a la que Iglesias lleva a un nuevo lugar ("una versión letal, dilatada y muy lírica que transforma la zambra en algo más delicado y menos folclórico") a través de una elegantísima orquestación a la que la honda y poderosa voz de Miguel Poveda, acaso el mejor cantaor de su generación, termina de poner el 'pellizco' reinterpretando serenamente una hermosísima letra de (des)amor: "no tienes que darme cuentas / a ciegas yo te he querío / yo voy por el mundo a tientas / desde que te he conocío / llevo una venda en los ojos / como pintan a la fe / no hay dolor como esta gloria / de estar queriendo sin ver".

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