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Obituario

'La Lollo': la mujer más bella del mundo que devoró a la actriz

  • La icónica actriz italiana Gina Lollobrigida muere a los 95 años de edad

  • De físico despampanante, siempre trabajó con directores italianos de segundo nivel

Gina Lollobrigida en una imagen de archivo.

Gina Lollobrigida en una imagen de archivo. / EFE

Fue Gina Lollobrigida la que inspiró a Vittorio de Sica el neologismo maggiorata para definir a las mujeres de físico espectacular, amplio busto, estrecha cintura, generosas caderas, trasero danzante y piernas de vértigo. Inventó esta palabra en el episodio Il proceso di Frine de la película de Blasetti Altri tempi (1952) en el que interpretaba a un abogado que defendía a una mujer del pueblo -la Lollobrigida- espectacularmente hermosa acusada de haber envenenado a su marido y su suegra. Lograba salvarla contra todas las pruebas de culpabilidad con esta arenga: “¿No es nuestra propia ley la que prescribe que sean absueltos los disminuidos psíquicos (minorati psichici)? ¿Entonces por qué no puede ser absuelta… [pausa dramática tras la que clama señalando a la Lollobrigida] ¡una aumentada física (maggiorata física) como esta formidable criatura! [vítores del público que asiste al juicio]”. Los años 50 y los primeros 60 fueron la edad de oro las maggiorate con la Lollobrigida, la Loren, la Pampanini, la Mangano, la Bosé, la Allasio, la Martini o la Canale al frente.

Casi todas se dieron a conocer en concursos de belleza, sobre todo el de Miss Italia creado en 1946 retomando la idea del concurso fotográfico 5.000 liras por una sonrisa creado en 1939 como publicidad de un dentífrico. Fueron la rampa de lanzamiento de actrices de físico apabullante que respondieran al gusto del momento, en el que el apetito latino y mediterráneo por las formas generosas estaba alentado por las pin-up -con Betty Grable en cabeza- exportadas por Hollywood y las revistas y calendarios que llegaron con los militares americanos.

El primer concurso de Miss Italia lo ganó en 1946 la hoy olvidada Rossana Martini, que tuvo una discreta pero larga carrera cinematográfica, quedando en segundo lugar Silvana Pampanini, esta sí de inmenso éxito en los años 50 interpretando 57 películas entre 1948 y 1961. La segunda edición de Miss Italia en 1947 fue ganada por Lucia Bosè -inútil recordarles quién fue-, quedando en segundo lugar Gianna Maria Canale, hoy olvidada pero muy popular en los 50, y en tercer lugar Gina Lollobrigida. Un año más tarde se presentó una jovencita de 15 años que, como la Lollobrigida, huía de la miseria presentándose a concursos de belleza. No logró clasificarse entre las tres primeras, debiendo conformarse con el título de Miss Elegancia: se llamaba Sofia Loren y habría que preguntarse por las dioptrías del jurado.

Como en los casos de sus compañeras Gina saltó inmediatamente al cine, en el que había hecho ya algunas actuaciones modestas e incluso no acreditadas (en la estupenda Il delitto di Giovanni Episcopo aparece como figurante en una fiesta junto a Silvana Mangano), haciéndose poco a poco un nombre entre 1949 y 1950 en películas de Luigi Zampa (Campane a Martello, Cuori senza frontiere) y Monicelli y Steno (Vita da cane). En 1950 se produjo su frustrada aventura americana: tras fascinar a Howard Hughes, en Hollywood se sintió presa del extravagante millonario y de un contrato leonino. Mujer de carácter, se volvió a Roma rompiendo el contrato, por lo que no pudo trabajar en Estados Unidos hasta 1959.

Entre 1951 y 1953 despegó su carrera estelar con Achtung banditi de Lizzani, Fanfan la Tulipe de Christian-Jacque, Altri tempi de Blasetti y Pane, amore e fantasía de Comencini. Su filmografía, como las de las otras maggiorate con las excepciones de la Loren, la Bosé y la Mangano, se desarrolló fundamentalmente en el terreno de la comedia y al margen de los maestros de las extraordinarias estaciones neorrealistas del cine italiano. Nunca trabajó con Rossellini, Visconti, De Sica (solo en la muy menor Ana di Brooklyn que codirigió con Carlo Lasctricaci), Antonioni o Fellini, pese a que este último fue el único de los maestros que convirtió a las mujeres hiper sexuadas en presencias fundamentales de cine con la Ekberg de Dolce vita al frente. La rumorología dice que Fellini la quiso para interpretar en esta película a la amante de Mastroianni, pero que su entonces marido, un médico esloveno, le ocultó el guión que la productora le envió.   

En sus cuatro décadas de trabajo interpretó películas muy populares, algunas estimables, pero ninguna obra maestra de las que se prodigaron en la fabulosa Italia de los años 50 y 60. Sus directores italianos fueron siempre de segundo nivel: Blasetti, Soldati, Comencini, Castellani, Zampa (que le dio uno de sus pocos papeles dramáticos en La romana) o Bolognini. En el cine internacional, al que se dedicó tanto como al italiano, estuvo a las órdenes de grandes nombres -Clair en Belle de nuit, Vidor en Salomón y la reina de Saba, Huston en La burla del Diablo, Reed en Trapecio, Dassin en La ley, Delannoy en Nuestra Señora de París, Mulligan en Cuando llegue septiembre, Dearden en La mujer de paja, MacDougall en Desnuda frente al mundo, Frank en Buona será, signora Campbell- pero sin lograr más que resultados medianos pese a los lujosos repartos que la unieron a Tyrone Power, Tony Curtis, Burt Lancaster, Frank Sinatra, Anthony Quinn, Alec Guiness o Sean Connery. Es como si la mujer más bella del mundo -título de una de sus películas más populares, dirigida por Robert Z. Leonard- hubiera devorado a la actriz, pese a que, paradójicamente, por interpretar en esa película a la cantante Lina Cavalieri, ganara uno de sus tres David di Donatello.   

Se retiró del cine en 1973 para dedicarse a la fotografía y la escultura, apareciendo solo en alguna producción televisiva, siendo la más popular Falcon Crest. En sus últimos años de vida pública protagonizó un escándalo de prensa rosa con un joven empresario español. Fue la última vez que la Lollo ocupó portadas. Un final injusto para este icono del siglo XX que ha muerto a los 95 años.     

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