El cineasta y escritor murciano Luis López Carrasco ha ganado este lunes el 41º Premio Herralde de novela, convocado por editorial Anagrama y dotado con 25.000 euros, con la obra El desierto blanco.

Además de la novela ganadora, que el autor había presentado bajo el seudónimo de F. Román, el jurado ha escogido como finalista la obra La reina del baile, de la escritora y directora argentina Camila Fabbri, que se había presentado bajo el sobrenombre de Sarah Connorr.

El jurado compuesto por la librera Ana Cañellas (librería Cálamo, Zaragoza), Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos y la editora Silvia Sesé, proclamó ganador a López Carrasco de entre las cinco finalistas que se habían seleccionado entre las 1.566 obras presentadas al galardón. Ambas novelas se publicarán el 22 de noviembre.

En El desierto blanco, que transcurre en 2035, nueve desconocidos huyen en globo de unos bombardeos, y deben decidir quién de ellos se tiene que tirar al mar para que el resto pueda llegar sano y salvo a una isla desierta y comenzar una nueva civilización.

Los viajeros del globo son los únicos supervivientes de una guerra mundial que ha hecho desaparecer el mundo tal y como lo conocemos. "En realidad, en la segunda página el lector, descubre que lo que está en juego no es el futuro de la especie humana, sino que se trata de una dinámica de grupo para obtener un trabajo temporal como vendedor en unos grandes almacenes", explica el ganador.

"Así era la búsqueda de empleo en 2011", podría escribir Carlos, el narrador de esta novela, que desde un futuro incierto intenta rescatar, junto con otras voces cercanas y cómplices, el mundo en el que vivió y al que, "por motivos de sobra conocidos, ya no podemos volver".

Desde ese enigmático exilio, el narrador rastrea, a través de memorias aparentemente anecdóticas, las oscuras corrientes subterráneas que transformaron la vida de todas aquellas personas que conocía, llevándoles tan lejos de allí.

Reconoce López Carrasco que "hay paralelismos" con su última película documental, El año del descubrimiento: "En ambas se habla del presente, desde el pasado en el filme, y desde el futuro en la novela".

La crisis económica de 2018

Después de acabar su anterior libro en 2011, más enmarcado en la ciencia ficción, López Carrasco se puso a pensar en aquel momento, cuando la crudeza de la crisis estaba más marcada, de hecho, en 2013, recuerda, cada mes era habitual que colegas o amigos pasaran una noche en su casa de Madrid, "porque iban a emigrar, a buscar un mejor futuro laboral".

Esas sensaciones dejaron un poso hasta que en 2020-2021 pensó "escribir una novela con un narrador, al que luego se suma su pareja, que recuerda su pasado desde un futuro incierto".

Por todo ello, el ganador del premio Herralde piensa que su libro "podría ser una memoria generacional, en la que conviven una búsqueda por rastrear momentos felices de un lugar al que no se puede volver, con otros procesos que iluminan las razones ocultas que les han llevado a ese lugar lejano indeterminado".

Aunque durante la rueda de prensa en varias ocasiones se ha confundido y ha hablado de la "película" en lugar de la novela, López Carrasco ha asegurado: "el cine no contamina en nada mi literatura".

En nombre del jurado, Pontón Gijón considera que "a través de las magníficas piezas, perfectamente engranadas, que integran El desierto blanco, discurre una historia que es la de nuestras vidas: el trabajo moderno, el turismo organizado, la amistad y sus rituales, el relato familiar, la memoria como dolor y como consuelo".

La novela finalista comienza con una mujer despierta en un auto volcado en plena avenida nocturna, que apenas siente sus piernas y tiene vidrios incrustados en su espalda. Descubre que ella es la conductora y descubre que en el asiento de atrás viajan también una joven de quince años y un perro, pero no recuerda quiénes son, ni qué están haciendo ahí, pero que están vivos.

Como en la novela ganadora, la historia de la finalista cuenta con una mirada al pasado, donde la narradora, Paulina, todavía ilesa, se separa de su pareja y emprende un viaje en su Peugeot 307 hacia la costa sur con Maite, su compañera de oficina, y con Gallardo, su perro.