Mañana, segundo asalto
Cristóbal Colom y su banda publican 'Se acabó la rabia', una depurada obra de pop-folk que ratifica y eleva las expectativas que despertó en la escena 'indie' su debut en 2010
Cristóbal Colom, cantante, guitarrista y compositor de Mañana, alma del grupo sevillano en definitiva, se reconoce como una persona pesimista, "pero es que encima este momento es muy jodido". Antes del encuentro ha estado hablando con una amiga que acaba de terminar la carrera de Periodismo y le pedía consejo; "y qué le voy a decir yo", musita el joven músico nacido en Sanlúcar de Barrameda, también periodista aunque tiene que ganarse la vida con un trabajo nocturno y funcionarial que no le ayuda demasiado a sacudirse la sensación de estafa que sufren prácticamente todos sus amigos -su generación, al cabo-, la misma que ha tratado de capturar en Se acabó la rabia (Sello Salvaje), segundo disco de su banda, un trabajo más complejo y ambicioso que A ver quién llega antes al fin, aunque al mismo tiempo más pop en su acabado y sin perder ese aire folk, a ratos sureño (americano), de aquel debut.
"Quería mostrar esta frustración generacional. Nuestro horizonte laboral es incierto, lo que hace que nuestras vidas y nuestras relaciones personales se tambaleen. El pesimismo del disco está en concordancia con lo que veo a mi alrededor", explica Colom, que para escribir esta suerte de crónica de las energías malgastadas y las existencias incompletas recurre, en un plano sobre todo "metafórico", dice, a la semántica íntima-amorosa, pues no en vano, añade, en el último año ha visto romperse demasiadas parejas a su alrededor, minadas en su opinión por esa espesa y asfixiante incertidumbre o por las separaciones que impone esta era de la emigración forzada para tantos jóvenes. La escucha del disco, no obstante, y esto conviene aclararlo ya y con claridad, no es precisamente una experiencia tortuosa. Porque a Colom y compañía le ha salido un disco cálido, bonito, atento a los detalles y con una producción -de su amigo Raúl Pérez- sugerente.
"Cuando publicamos el primer disco se puso un poco de modo el pop-folk, y no es por llevar la contraria pero simplemente ahora he buscado algo distinto. Quería hacer un disco de pop, del tipo de pop que me gusta, el que hacen Wilco, Death Cab for Cutie o The Shins. Últimamente, en España si dices que haces pop parece que todo el mundo piensa en Lori Meyers, pero no va por ahí nuestra historia", dice Colom, al que acompañan en el proyecto Julio López, Fran Rosado, Juanjo Alcázar y Jorge Mesa.
A diferencia del trabajo publicado hace dos años, que sonaba más a proyecto-personal-con-invitados, en Se acabó la rabia todos los músicos de la banda se expanden mucho más con sus instrumentos, lo que conduce a un disco con un tono coherente en todo momento, y a la vez más rico en melodías, armonías, texturas y ecos, desde la inmediatez tarareable del pop sesentero a hondos medios tiempos, pasando por el valiente aire a Los Planetas de ese Vals de la autoayuda queabre un álbum muy trabajado. "En el primer disco yo hacía las canciones en casa con la guitarra acústica y luego las arreglábamos en el local. La primera guitarra que sonaba bien la dejábamos, el primer hammond que quedaba guay lo dejábamos. Se hizo superrápido porque yo llevaba ya a los ensayos las canciones cerradas en cuanto a estructura, letra y melodía. Éste ha sido casi todo lo contrario, le hemos dado muchas vueltas a las canciones, tantas que a la hora de mezclar de hecho tuvimos que quitar cosas porque había melodías y arreglos que se estorbaban. Ayudó mucho Raúl, que consiguió quitar jaleo y llegar a un sonido más definido", explica Colom.
El grupo está ahora inmerso en una gira nacional por salas (los dos próximos conciertos serán en Valladolid, el jueves, y Bilbao, al día siguiente). "Es suicida. Está la cosa superchunga", dice el motor principal de Mañana, que de nuevo parece a punto de dejarse vencer por el pesimismo... pero no. "No sé. Puede funcionar o no -afirma sobre el futuro del grupo-. A veces es absurdo: me veo de noche, ahí, en el hotel, para nada, porque ni siquiera me da para ahorrar. Y no hago nada... Bueno, sí que estoy haciendo algo: ¡sacar discos, tío!".
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