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Manuel Marlasca: “Los crímenes son una radiografía del ecosistema que habitamos”

  • El reportero de sucesos presenta en una cafetería muy frecuentada por los agentes del Complejo Policial de Canillas, en Madrid, 'Tú bailas y yo disparo' (Destino), su primera novela

El periodista Manuel Marlasca (Madrid, 1967).

El periodista Manuel Marlasca (Madrid, 1967). / Carlos Ruiz

Las porras y los churros se agolpan en la barra, entre cafés y zumos de naranja, frente a una placa de la Policía, de reconocimiento al establecimiento. En realidad se llama Bulevar esta cafetería, pero todos la conocen como El bombazo, ya que en la época más cruenta de ETA solían decir que de cometerse un atentado en la zona, serían incontables las víctimas policiales. En este espacio, es fácil imaginar a los integrantes de Grupo X, Jimmy, Mangas o Paula, los protagonistas del debut en la narrativa de ficción de Manuel Marlasca, Tú bailas y yo disparo (Destino).

"Soy periodista y, aunque he escrito varios libros sobre true crimes, incluso una novela gráfica con Lorenzo Silva, no me atrevía a dar el salto a la ficción, porque reverencio tanto la literatura que me alejaba de ella", reconoce Marlasca. Según sus propias palabras, "en 2006 comencé a anotar frases, conversaciones, esbozos de personajes, en una libreta, y ahí está el germen de Tú bailas y yo disparo". Una novela que le ha obligado "a encerrar al periodista en un cuarto oscuro, bajo siete llaves, ya que en el true crime tú tienes que tratar de contar una historia que ya existe, de la mejor manera, mientras que en una novela partes de la nada, y tienes que construir los personajes, la trama, todos los detalles". En esta tarea, Marlasca señala que "me ha venido muy bien la experiencia que tuve con Lorenzo Silva, ese buscar siempre la palabra más adecuada, que es lo que te exige la literatura".

A la hora de definir su obra, Manuel Marlasca precisa que "más que una novela policial, es una novela de policías, donde he tratado de plasmar todas las cicatrices que se les van quedando a lo largo de los años de oficio". Especialmente en los que se dedican a la resolución de homicidios, "que es el peor de los crímenes, porque se pueden dejar sin resolver robos o estafas, pero un asesinato…". Tú bailas y yo disparo arranca con el hallazgo del torso de una mujer en el interior de una maleta, a la que le han amputado todos aquellos miembros, incluso tatuajes, que puedan facilitar su identificación. "Afortunadamente se mata muy chapuceramente, la mayoría de los crímenes se resuelven en muy poco tiempo, en menos de cinco días en un alto porcentaje, porque son fruto de una explosión, de un mal momento en el que se dejan de tener límites; buena parte de los asesinos tienen poco que ver con el de esta novela", reconoce Marlasca. En cuanto al proceso de redacción, el periodista asegura que se ha ahorrado la documentación, "porque estoy en un terreno que conozco, desde hace más de treinta años, aunque sí he tenido que estudiar sobre las técnicas de comunicación actuales de los delincuentes o el lenguaje que se emplea en las autopsias". 

"Más que una novela policial, es una novela de policías, de las cicatrices que quedan tras años de oficio”

En cuanto a los protagonistas de la novela, el denominado Grupo X, manifiesta Marlasca que "me interesaba mucho la mezcla de las generaciones en la policía, porque yo he conocido aquellos policías de los 80 que bebían y fumaban tabaco negro, y conozco a los que ahora salen de la academia de Ávila, que son pintones, comen pollo y batidos de proteínas, y saben idiomas, pero están carentes de calle, que es lo que les aportan los veteranos". En este sentido, el periodista reconoce que "la policía ha hecho muy buen relevo, porque cuando llega un pepinillo (novato) a una comisaría, los veteranos, los caimanes, le enseñan lo más básico de la profesión". A pesar de mantener una estrecha relación de "muchos años con la Policía Nacional, he sido reconocido en varias ocasiones, no sé cómo acogerán esta novela".

En Tú bailas y yo disparo se aborda igualmente el tema de "quién vigila al vigilante, porque el crimen organizado también corrompe a los cuerpos de seguridad, que son la última frontera de la democracia". Considera Manuel Marlasca que "el tener tanta documentación es un arma de doble filo, me ha ayudado a tener una trama y a ser riguroso en los procedimientos, pero es cierto que hay una parte de contención, de cosas que no he podido contar, para no dejar a nadie retratado". Respecto al boom que parece hoy vivir la novela negra, el autor considera que "acoge muchos géneros, engloba desde el thriller más retorcido a tramas sin policías", y no duda en señalar que "las pantallas han ayudado poco a la literatura, ya que hay libros que son guiones".

"España deja la era antigua de los crímenes con Puerto Urraco, y entra en la modernidad criminal con el caso de 'las niñas de Alcàsser"

A lo largo de su extensa experiencia, Marlasca ha aprendido que "el 99,9% de los asesinos son iguales que nosotros, ya que la mayoría de los crímenes son un chispazo, una explosión, y luego van encadenando malas decisiones, y un ejemplo muy claro de esto es el de Daniel Sancho, cuyo caso es una sucesión de malas ideas". Para el periodista madrileño, "las fuerzas de seguridad españolas son muy buenas, resuelven la mayoría de los casos, en ciberdelincuencia son pioneras o una referencia internacional en la lucha contra el terrorismo islámico, aunque tienen una asignatura pendiente, que es el crimen organizado, y por ejemplo no podemos permitir que la Costa del Sol sea el gran hub de la delincuencia internacional".

Sobre el magnetismo que la crónica de sucesos o la novela negra ejercen sobre una amplia mayoría, Marlasca apunta que "hablan de nuestra propia vulnerabilidad y de lo que falla en el sistema, además de que empatizamos con las víctimas". Reconoce, igualmente, el periodista que "hay una atracción por los criminales, creada por la ficción, porque los de la vida real no se parecen en nada a Hannibal Lecter, la mayoría son unos lerdos, salvo algunas excepciones; están romantizados". Afirma sin dudar Marlasca que "los crímenes son una radiografía del ecosistema en el que habitamos. España deja la era antigua de los crímenes con Puerto Urraco, que es en blanco y negro y todavía vemos a guardias civiles con bigote, y entra en la modernidad criminal con el caso de las niñas de Alcàsser; un asesino que mata, tortura y es despiadado, y que encima escapa". "Son referentes de la historia criminal española", sentencia Manuel Marlasca.

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