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Cultura

Memorias de un pacifista

  • 'Cuadernos de guerra (1914-1918)'. Louis Barthas. Trad. Eduardo Berti. Páginas de Espuma. Madrid, 2014. 664 páginas. 25 euros.

Estos Cuadernos de guerra, obra de un cabo de infantería francés, tonelero en el Rosellón, tienen la singularidad de pertenecer, no a una persona eminente y cultivada, como lo fueron Robert Graves y Lawrence de Arabia, sino a un hombre del común, a un artesano de provincias; también poseen la ambición testimonial, compartida con Barbusse, de difundir una sólida idea del pacifismo. Como nos recuerda Rémy Cazals en su prólogo, fueron muchos los "peludos con cuaderno" que quisieron dejar constancia de su paso por el frente. Y Louis Barthas fue sólo uno más de entre ellos. No obstante, en las anotaciones de este tonelero destaca una honesta vocación informativa, no abrumada por su ideología ni deformada por el miedo. Y es esa limpia veracidad, precisamente, la que agranda a nuestros ojos las desventuras del tonelero Barthas, hombre ya en la treintena, y padre de dos hijos, cuando marche inesperadamente al frente.

En cierto modo, estos Cuadernos de guerra de Barthas son una versión más sobria, y en absoluto humorística, de Las aventuras de buen soldado Svejk, obra satírica del checo Jaroskav Jasek. Uno recomendaría, en cualquier caso, la lectura de estos cuadernos junto a dos libros de publicación reciente: Sonámbulos (2014), del historiador australiano Christopher Clark, y La belleza y el dolor de la batalla (2011), del escritor sueco Peter Englund. En ambas obras se constata algo ya señalado por Barthas al comienzo de sus anotaciones: la sorprendente rapidez con que se declararon las hostilidades y la extraordinaria alegría con que mujeres y hombres recibieron la noticia de la guerra. Una guerra que esperaban breve y aplastante, por otra parte, y que se convirtió, para sorpresa de todos, en una dilatada y fatigosa carnicería, cuyo carácter sedentario y mecánico (la guerra de trincheras), acabó sumiendo en el espanto a todo el continente. Ese paulatino proceso de degradación y estupor es el que se narra pormenorizadamente en estos Cuadernos de guerra, donde Barthas recuerda, de paso, que tras la guerra la Civilización no resultó ser más civilizada.

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