Cuando Michael Douglas se convirtió en Liberace

Festival de Cannes

El actor vuelve al cine tras superar un cáncer interpretando al excéntrico músico en la nueva y quizás última película de Steven Soderbergh.

Cuando Michael Douglas se convirtió en Liberace
Cuando Michael Douglas se convirtió en Liberace
Alicia García De Francisco (Efe) / Cannes

21 de mayo 2013 - 17:04

Michael Douglas se emocionó este martes en Cannes al contar que Steven Soderbergh esperó a que venciera al cáncer de garganta que sufrió para poder rodar Behind the Candelabra, un film en el que realiza un espléndida interpretación del singular pinaista Liberace. "La película fue rodada después de mi cáncer. Fue precioso para mí, un regalo. Me siento muy agradecido de que esperaran por mí", afirmó Douglas, con voz entrecortada y al borde de las lágrimas, durante la presentación del film en el festival, donde compite en la sección oficial.

Un gran aplauso recibió las palabras del actor, que fue arropado con bromas y gestos de complicidad por Soderbergh y su compañero de reparto, un relajado y simpático Matt Damon, en la presentación del film, que supone su regreso al cine. Y lo hace con una magistral interpretación de Walter Liberace, el pianista y showman que fue tremendamente popular en Estados Unidos entre los 50 y 60, y cuya estética excesiva, colorida y llena de tensión es uno de los principales elementos del film.

"Todo el mundo decía que era un anfitrión maravilloso y muy generoso. Es una especie de padre de Elton John, Lady Gaga y la gente con un estilo similar", afirmó Debbie Reynolds, que en la película interpreta a la madre del músico .

La idea de hacer una película sobre la vida de Liberace surgió hace 13 años, cuando Soderbergh estaba rodando Traffic, en la que participaba Douglas. "Creía que se estaba burlando de mí, no entendía lo que tenía que ver con Traffic. Me dejó un poco paranoico durante un tiempo, pero luego me olvidé completamente de la historia", explicó el actor. Siete años después Soderbergh encontró la autobiografía realizada por Scott Thorson (en la cinta, interpretado por Matt Damon), el hombre que compartió durante años la vida de Liberace e hizo público lo evidente: su homosexualidad.

"No estaba muy seguro de lo que iba a ser", explicó Damon en la rueda de prensa, "pero es la séptima vez que trabajo con Steven y confío totalmente en él". Porque el actor elige las películas por sus directores, aunque no tengan guión. En este caso, había "un director como Steven, un guión tan bueno y tan absolutamente bien escrito y dos grandes papeles: no es algo que me hiciera dudar, era una gran oportunidad, y los dos nos lanzamos sin dudarlo un instante".

Ha sido una película difícil de financiar y que finalmente encontró su vía de producción a través del canal de televisión de pago HBO, lo que implica que el film solo vaya a ser visto en Estados Unidos en la pequeña pantalla, sin poder, por tanto, optar a los Oscar. "Siempre pienso que en 50 años pensaremos por qué había incluso un debate sobre este tema y por qué duró tanto tiempo", afirmó Soderbergh, que señaló que su intención no era hablar de la homosexualidad, sino de una relación entre dos personas y hacerla creíble para el espectador.

El realizador estadounidense confirmó además en Cannes que se va a tomar "un descanso" por tiempo indefinido y que Behind the Candelabra bien pudiera ser su última película. Con 50 años recién cumplidos, un Oscar por Traffic (2000), una Palma de Oro por Sexo, mentiras y cintas de vídeo y más de treinta películas a sus espaldas, el director siente que ha cumplido una etapa. "Voy a tomarme un descanso, no sé por cuánto tiempo. Lo que puedo decir es que, si ésta es la última película que hago, estoy realmente feliz del resultado", dijo, sin querer precisar hasta qué punto esta retirada puede ser definitiva.

Sí señaló que Behind the Candelanbra puede ser una buena forma de cerrar su carrera. Paradójicamente, un film financiado por y para televisión, algo natural en opinión del director. "En los últimos diez años se ha visto una migración gradual de la audiencia hacia la televisión. Ahora se hace una gran televisión, y la televisión ha tomado el control de las conversaciones que solían ser dominio exclusivo del cine", reflexionó.

También pudo verse en el certamen esta martes La grande bellezza, que sirve al director Paolo Sorrentino para convertir una de las ciudades más bonitas y decadentes del mundo, Roma, en escenario de una historia de personajes extraños y vacíos, liderados por un estupendo Toni Servillo, y con la que el director busca "mostrar una pobreza" moral.

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