Cultura

Muere Josefina Aldecoa, una de las grandes mujeres del siglo XX español

  • La autora, una de las últimas voces de la Generación de los 50, falleció a los 85 años tras una enfermedad degenerativa · Deja atrás una sólida obra escrita desde la discreción y una destacada labor pedagógica

Con la muerte de Josefina Aldecoa se va gran parte de la memoria de España. Mujer comprometida con la enseñanza, fue una de las grandes impulsoras de las ideas de la Institución Libre de Enseñanza y una de las últimas escritoras vivas de la llamada generación de los 50. Aldecoa falleció ayer a los 85 años en la localidad cántabra de Mazcuerras, donde residía desde que hace unos años se retiró de la vida pública a causa de una enfermedad degenerativa.

Su vida y su obra fueron reconocidas por el Gobierno el pasado 8 de marzo, justo el día que cumplía los 85 años, con la entrega de la Medalla de la Igualdad y que ya no pudo recoger por el deterioro de su salud. La distinción se sumaba a otros galardones obtenidos a lo largo de su vida como los premios Castilla y León de las Letras, el Julián Besteiro de las Artes y las Letras, el Internacional de las Letras y el de la Fundación Cristóbal Gabarrón de las Letras, así como la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio que le fue impuesta en 2005 y la Medalla de Oro de las Bellas Artes que recibió en 2006.

Casada desde 1952 con el escritor Ignacio Aldecoa, de quien tomó el apellido y a quien conoció en el Café Gijón de Madrid, formó junto con Carmen Martín Gaite, Sánchez Ferlosio y Luis Martín Santos, entre otros, la primera generación literaria de la posguerra. "Salíamos de una época de represión y tonos grises y a las generaciones hay que entenderlas en su contexto. Éramos realistas porque en aquel momento tenía que ser así. Después los jóvenes ya fueron más intimistas pero en aquel momento hablábamos de la caída de un albañil del andamio o de la dificultad o sordidez de ser niño".

Así explicaba ese momento literario Josefina Aldecoa en una entrevista a Efe, en 2004, con motivo de la publicación de su libro En la distancia, un texto muy bello y "doloroso", en el que relataba su infancia, la guerra, sus compañeros de generación y su carrera como maestra.

Josefina Aldecoa, toda una señora de belleza serena por fuera y por dentro, era una de las escritoras que más ha trabajado en este país, pero sin ruidos ni alharacas, siempre humilde, y contribuyendo, con toda su obra, a reflejar el alma femenina, el costumbrismo de una época y su amor por los jóvenes, por la educación y la docencia.

Autora de la trilogía Mujeres de negro, Historia de una maestra y La fuerza del destino, en la que puso el espejo retrovisor para revisar toda una etapa de la sociedad española, y donde hablaba de temas tan polémicos y actuales como la retirada de los símbolos religiosos de las escuelas, esta licenciada en Filosofía y Letras repartió su vida entre enseñanza y la literatura.

Una vida literaria que la escritora leonesa experimentó de forma apasionada con sus compañeros y con su gran amor, Ignacio Aldecoa, fallecido en 1969, víctima de un infarto, y autor de Gran Sol y Con el viento solano.

Fundó el colegio Estilo en 1959, un centro simbólico en Madrid basado en las ideas de la Institución Libre de Enseñanza, en el que su única hija, Susana, sigue sus pasos en el empeño de enseñar a los niños a ser personas. Fue su hija quien anunció ayer que Aldecoa será incinerada hoy en Santander.

"Me gusta la juventud; su rebeldía y su inconformismo", solía recordar la escritora, que aseguraba, como ya lo hiciera el Nobel García Márquez que escribía para que la quisieran "un poquito más".

Con Aldecoa se va una gran escritora y una época, pero también una mujer pionera que tuvo que luchar en una época gris bajo la amenaza de la censura cultural y la autocensura. Una mujer que engendró su compromiso ético y social cuando vio que fusilaron a su querido profesor de la Escuela Preparatoria. "Ahí comprendí que la política tenía que ver con la cultura y que, en determinadas circunstancias, la cultura era peligrosa", señaló.

Sencilla en su manera de ser y en su estilo literario, Aldecoa era lo que se llama una mujer buena, apasionada de las personas y siempre buscando algo de luz entre la desolación.

La pérdida de la escritora provocó ayer numerosas declaraciones en las que quedaba de manifiesto la admiración que despertaba su persona. La directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel -Aldecoa formaba parte del Patronato de esta institución desde 2006- la definía ayer como "una de las grandes mujeres del siglo XX".

Para su amiga Soledad Puértolas, Josefina Aldecoa fue una mujer muy completa, batalladora y una gran retratista de su generación. Rosa Regás la recordaba como ejemplo de persona comprometida con las ideas, la educación y, sobre todo, con la literatura. El escritor y miembro de la RAE Luis Goytisolo señaló que Aldecoa estuvo a punto de ingresar en la Academia, un paso que él habría "apoyado a fondo", según ha manifestado. "Se barajó su nombre y por algún motivo no salió", dijo.

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