Todas las noches de un día | Crítica de Teatro

Neorromanticismo, poesía y morbo

Carmelo Gómez y Ana Torrent en esta historia de amores imposibles

Carmelo Gómez y Ana Torrent en esta historia de amores imposibles / Sergio Parra

Alberto Conejero ha escrito la versión neorromántica y gótica de Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores. Y no lo digo con maldad ya que el texto de Conejero rezuma poesía y maestría dramática a partes iguales. Tanto que si de algo peca es de excesiva tramoya y alambique para retrasar el nudo de la cuestión que acabará por darle sentido al puzzle que nos dibuja desde el principio.

No sé si se trata de ‘homenajes’ pero la historia recuerda a Lorca, a Tennessee Williams y, hasta al mayordomo de la película Lo que queda del día de James Ivory. Un neorromanticismo al que se le ha acabado la inocencia porque detrás de las apariencias se encuentran abismos insondables que solo al quedar al descubierto nos ayudan a entender el porqué de estos dos personajes: una no puede amar y el otro no puede dejar de hacerlo.

Sin la interpretación de Carmelo Gómez y Ana Torrent posiblemente esta obra haría aguas. El ritmo lento del que le ha dotado Luis Luque solo se puede sobrellevar gracias a dos actores impecables que son capaces de encarnar a la poesía (aunque el alto nivel de los micrófonos hicieran demasiado impecable la dicción de ambos).

A pesar de los temas que trata, su aroma a ‘thriller’ nos impide desvelar más de la trama. La perfección de su estructura, su mijita de fantasía, su poquito de suspense, sus gotitas de morbo, me acaban produciendo alejamiento porque se le nota el ingente trabajo de laboratorio que nos separa de lo real, para sumergirnos de lleno en literatura-fórmula.

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