Orquesta Bética de Cámara | Crítica

Un denso bosque de límites

La Orquesta Bética de Cámara en el Espacio Turina

La Orquesta Bética de Cámara en el Espacio Turina / Micaela Galván

Este programa de poético título (Entre las ramas) se apoyaba especialmente en un estreno, un Concierto para oboe, también poéticamente titulado (Sueños de ébano), que el compositor nacido en Francia pero nacionalizado sueco André Chini escribió en 2018 para Jacobo Díaz y cuya primera presentación pública se ha retrasado cuatro años por la pandemia. Rodeando la obra de Chini, una obertura del principal compositor sueco de la historia, Franz Berwald, y la juvenil Sinfonía de un músico francés, Bizet. Un programa que sondeó límites, geográficos y, sobre todo, musicales, ya que el concierto de Chini resulta extremadamente exigente tanto para el solista como para la orquesta, que toca con todas las partes en divisi. Obra en los tres movimientos clásicos, pero de escritura microtonal, texturas extraordinariamente densas y una actividad constante tanto de la orquesta como del solista, al que no se le concede un segundo de respiro y es llevado continuamente al borde de lo posible. Díaz defendió la partitura con esforzado virtuosismo y Thomas mantuvo la tensión del conjunto durante los aproximadamente 23 minutos que dura la nueva y agotadora composición. Cada oyente tendrá que responder por sí mismo a la pregunta esencial: ¿todo ese esfuerzo, toda esa catarata de abigarrados acontecimientos compensa en la escucha; funciona el concierto en su nivel más básico, el del puro sonido?

La Bética había comenzado con una versión muy articulada y vigorosa de la obertura de La estrella de Soria de Berwald y cerró con un Bizet bien fraseado dentro de ese equilibrio tímbrico característico del conjunto ( ya saben, hay más instrumentos de viento que de cuerda, por lo que sus interpretaciones dan por norma al material sinfónico un aire camerístico). Esta Sinfonía en do es una pieza ligera, jovial, sobre todo melódica (aunque Bizet juguetea unos compases con un tema de fuga en el tiempo lento) y Thomas, que hizo todas las repeticiones, lo que puede resultar un poco repetitivo, la dirigió enfatizando su juvenil ímpetu rítmico pero dándole suficiente aire a las melodías, algunas encantadoras, como ese tema orientalizante del Adagio en que se extasía el oboe.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios