Cuatro cuerpos para un escenario vacío
Cuerpo de baile | Crítica de Danza
La ficha
** ‘Cuerpo de baile’. Dramaturgia y dirección: Pablo Messiez. Coreografías: Lucas Condró, Claudia Faci, Poliana Lima, Pablo Messiez y José Juan Rodríguez. Intérpretes: Lucas Condró, Claudia Faci, Poliana Lima, José Juan Rodríguez y Óscar G. Villegas. Diseño sonoro: Óscar G. Villegas. Iluminación: Paloma Parra. Fecha: Viernes 25 de marzo. Lugar: Teatro Central (chácena). Aforo: Lleno.
Tras su estreno en el 39 Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, Pablo Messiez regresa a su casa sevillana, sita en el Teatro Central de la localidad.
Cuando entramos a ver el espectáculo nos surgen algunas preguntas: Si van a usar todo el escenario, ¿por qué colocarnos en la chácena?, ¿qué cambia al cambiar la grada de un lado al otro del escenario, si no es machacarnos los tímpanos a los que caemos del lado de los amplificadores?; o ¿por qué José Juan Rodríguez está llorando y gimiendo ‘a grito pelao’?
Interrogantes a los que seguirán luego otros relativos ya al sentido de la dirección. Y no es que queramos saberlo todo, pero es que el propio Messiez nos tiene acostumbrados(as) a no dar puntada sin hilo…
Poco a poco dejamos de pensar y nos convertimos en simples voyeurs. Ni siquiera tratamos de encontrar la relación entre la pura abstracción –cualidad intrínseca de la danza- y el mundo de lo real. De la ruptura de los límites ni nos preocupamos. Es algo que pertenece al pasado. Baste recordar a los intérpretes (genialidad pura) de Monteiro Freitas que pasaron por este escenario hace un par de semanas.
Así, aunque hemos leído que el espectáculo nació de las obsesiones de la pandemia, y que en su base están los Cuatro Cuartetos de T. S. Eliot y el mundo de Beckett, vemos solo cómo sus cuatro estupendos intérpretes, una vez reunidos en el escenario, van expresándose mediante unas pocas palabras –en francés la Faci- y, sobre todo, mediante sus cuerpos.
Estimulados por algunas canciones y, de modo especial, por el largo Cuarteto para cuerdas n.º 15 de Beethoven, cada uno de ellos se va a entregar a una especie de danza (o más bien una expresión corporal) que, si acaso, busca la complicidad exterior y no la coordinación o el unísono con los demás.
Cada uno fluye según su necesidad. Condrás y Rodríguez en connivencia con sus diferentes capacidades; la brasileña Poliana Lima –a quien hemos visto bailar en esta ciudad en otras sedes- con su danza rotunda y a veces oscura, y Claudia Faci, que siempre nos sorprende con la fuerza de su fragilidad y su capacidad de entrega a algo que no sabemos nunca qué es ni dónde está.
Intuimos que este improvisado cuarteto es el punto de llegada de un largo proceso en el que cada uno ha puesto mucho –incluso psicológicamente- en el asador. Seguramente este Cuerpo de baile, con su catarsis final de sanación, ha sido realmente importante para la evolución personal y artística de cada uno de sus protagonistas (Messiez incluido). Mucho más quizá que para el público que lo ve.
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