El veterano fotógrafo almeriense Carlos Pérez Siquier, Premio Nacional de Fotografía en el año 2003, apostó ayer por la creación de un "código deontológico" en el mundo de la fotografía, con el objetivo de evitar que la irrupción de las nuevas tecnologías y las aplicaciones informáticas de la fotografía digital "vulneren" este arte dando más protagonismo "al ordenador que al fotógrafo".

Pérez Siquier, que participó ayer en los encuentros programados por el festival Sevillafoto en la ciudad hispalense, consideró que el mundo de la fotografía instituirá como "clásicos" a los fotógrafos de la era analógica, pues a su juicio el "nuevo lenguaje" de la fotografía digital y su "democratización" a través de los teléfonos móviles u otros utensilios de nueva creación, dan lugar al "mandato del ordenador y no del fotógrafo".

Ante este escenario, reconoció que el papel del fotógrafo profesional "se tiene que reciclar" para adaptarse a las nuevas circunstancias, aunque advirtió que a sus 77 años cree que los softwares diseñados para manipular las fotografías digitales suponen una "vulneración" de la realidad con "retoques" a través de programas especializado que "van a conseguir que el ordenador mande más que el fotógrafo".

Por este motivo, mirando a la fotografía artística y periodística, apostó por la creación de un "código deontológico" que salvaguarde el carácter y la naturaleza de la fotografía como arte o disciplina profesional, abogando así por una defensa de la "realidad" ante las nuevas tecnologías.

Igualmente, y dada su trayectoria como fotógrafo del Ministerio de Información y Turismo durante los años 60 y sus trabajos en el litoral almeriense, Pérez Siquier advirtió de la "amenaza constante" que constituye el turismo "masivo" en las costas españolas, pues el desarrollo del sector turístico y urbanístico ha traído consigo la "destrucción" de parajes y paisajes muy demandados por los fotógrafos artísticos.

Los paisajes naturales, según advirtió, han sido "violados" por el turismo de masas, especialmente en la Costa del Sol y Mallorca, un fenómeno que ya preconizaba él mismo.