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Pesadillas y risas con Peeping Tom

  • Gabriela Carrizo, alma junto a Franck Chartier de la compañía belga, analiza qué supone la 'Trilogía' que estrena íntegra este viernes y el sábado en el Teatro Central con entradas agotadas

Mundos fantasmagóricos y estética hiperrealista conviven en 'Tríptico'.

Mundos fantasmagóricos y estética hiperrealista conviven en 'Tríptico'. / Virginia Rota

Nació, creció y se formó como bailarina en la ciudad argentina de Córdoba, pero fue en Europa, en Bélgica concretamente, donde Gabriela Carrizo fue descubriendo el lenguaje que le interesaba y, tras bailar en compañías como los C. de la B. que dirige Alain Platel o la Needcompany que lidera Jan Lawers, pronto comenzaría su andadura en solitario.

En los C. de la B. (en espectáculos como La tristeza cómplice, de 1997) coincidió con Franck Chartier, un francés formado en danza clásica que llegaba a la iconoclasta compañía belga después de haber bailado en el Ballet de Maurice Béjart (de 1986 a 1989) y de haber trabajado, entre otros espectáculos, en Kinok (1994), de Anne Teresa de Keersmaeker y su compañía Rosas. De este encuentro nació, en 2000, una de las compañías más singulares y aplaudidas del panorama de la danza-teatro internacional.

Peeping Tom, en efecto, el colectivo multidisciplinar que ambos codirigen y coreografían en su sede de Bélgica y en una armónica alternancia, se ganó pronto la admiración de todos con su estética hiperrealista, su humor sombrío y una rara mezcla de surrealismo y absurdo.

Gabriela Carrizo y Franck Chartier, creadores de la compañía belga. Gabriela Carrizo y Franck Chartier, creadores de la compañía belga.

Gabriela Carrizo y Franck Chartier, creadores de la compañía belga. / Virginia Rota

En Sevilla se han visto sus trabajos más emblemáticos, desde la primera de sus trilogías, El jardín, El salón y El sótano, hasta la última (Padre, Madre e Hijo) pasando por piezas independientes como A louer. Ahora, por jugarretas del destino y de la pandemia que azota al mundo, que ha impedido el estreno previsto, el Teatro Central acogerá este fin de semana el estreno absoluto de la versión integral del Tríptico.

Las tres partes que lo conforman fueron creadas para la prestigiosa compañía de ballet Nederlands Dans Theater. La primera, The missing door es una pieza de 28 minutos para siete bailarines que fue dirigida por Carrizo en 2013 y que nos muestra los últimos minutos de la vida de un hombre, entre la vida y la muerte, y su combate solitario con el tiempo, el espacio y aquellos que están ausentes.

Las otras dos piezas fueron dirigidas por Franck Chartier, como prolongación de la primera, en 2015 y 2017 respectivamente. The lost room (38 minutos, con ocho bailarines y un figurante), que obtuvo el premio Zwaan (Cisne) al espectáculo de danza más impresionante de 2016 en los Países Bajos, nos sitúa en un barco perdido en medio del mar, un laberinto de habitaciones y de corredores donde habitan personajes intemporales y sin posibilidades de escapar. Finalmente The hidden floor (28 minutos, con ocho bailarines y un figurante) sumerge al espectador en un lugar público, una especie de restaurante abandonado y reconquistado por la naturaleza, donde los personajes viven sus últimos momentos mientras que el agua va subiendo lentamente, amenazando con engullirnos.

Las dos primeras partes se presentaron este verano, en julio, en el festival Grec de Barcelona, con el nombre de Díptico y solo ahora, en Sevilla, se podrán ver las tres seguidas.

Para Carrizo, "el Teatro Central de Sevilla es una isla en una Europa cerrada a la cultura"

Si se piensa en las historias que cuenta, cuesta mucho imaginarlas interpretadas por un Ballet como el Nederlands Dans Theater, pero afirma Gabriela Carrizo que "fue una experiencia muy enriquecedora. Era la primera vez que dirigía una pieza fuera de Peeping Tom, y el encontrarme frente a unos bailarines con tanta técnica me impulsó a aprovecharla al máximo, si bien tratando de eliminar las actitudes típicas de los bailarines y el esteticismo excesivo para sacar lo humano que había en todos ellos. Lo cierto es que todos se prestaron sin reservas al juego de la improvisación y poco a poco, fuimos entrando en una intimidad que nos permitió descubrir las vulnerabilidades que todos tenemos".

Esa formación técnica del elenco hizo que Peeping Tom buscara fundamentalmente bailarines para su reposición ya que, según la coreógrafa, "había acciones técnicamente muy complicadas que no queríamos perder" de modo que, tras una audición a la que acudieron más de 600 bailarines de todo el mundo, lograron encontrar a los intérpretes que este fin de semana se podrán ver en el escenario del Central, en un espectáculo que sin duda, al estar ya firmado por PT, tendrá un color diferente.

Otro instante de la 'Trilogía' que estrena el Teatro Central. Otro instante de la 'Trilogía' que estrena el Teatro Central.

Otro instante de la 'Trilogía' que estrena el Teatro Central. / Maarten Van den Abeele

Frente a los ballets al uso, PT se caracteriza por la importancia de los espacios donde, en un segundo momento, sitúan a sus personajes. No es casual que sus primeros trabajos tomen el nombre del jardín o del salón donde se desarrollan. "Nosotros, efectivamente, partimos siempre de un espacio -sigue diciendo Carrizo- y luego vamos dando entrada a los artífices de la ficción, a los personajes. En esta ocasión surgió la idea del plató cinematográfico. Un pequeño plató dentro del gran espacio de la caja escénica. En ese plató se presentan las tres piezas como cuadros únicos, como si fuera un decorado cinematográfico. Y los cambios de uno a otro se hacen a la vista y acaban formando parte de la performance, como el montaje en directo de una película".

Otro de los elementos que caracterizan el trabajo de PT es el humor, un humor bastante macabro en ocasiones que, según la directora, aparece siempre mezclado con otras emociones y, muy frecuentemente, con lo trágico, por eso "a veces surgen risas contagiosas en determinados momentos, porque la risa es una manera de digerir las emociones".

Los fundadores de Peeping Tom creen que la risa "es una manera de digerir las emociones"

En cualquier caso, también afirma que este trabajo, que se ha ensayado durante la pandemia en condiciones muy difíciles por culpa de los protocolos, las mascarillas, los horarios…, "es un trabajo bastante oscuro; está lleno de pesadillas en las que los personajes aparecen encerrados en sus mundos buscando salidas a través de un presente que no encuentran porque están atrapados en el pasado o en el futuro, entre los recuerdos, casi siempre reinventados, y las premoniciones".

Podría pensarse que, en esos mundos fantasmagóricos, paralelos al mundo real, de PT está muy presente la naturaleza americana de Gabriela Carrizo, con su larga tradición de literatura fantástica y su realismo mágico. De hecho, ella misma admite que Borges está siempre ahí, aunque sea de manera inconsciente. Sin embargo, también confiesa que es el cine y la fotografía lo que más los alimenta, especialmente el trabajo de un fotógrafo americano, Gregory Crewdson, al que admiran especialmente "porque sus fotos siempre reflejan una atmósfera que está entre dos mundos, reflejan una tensión entre algo que ha pasado o algo que está por pasar".

Atmósferas y situaciones sombrías, irreales y absurdas que resonarán de manera especial en estos momentos en los que la única manera de luchar, de mantener la esperanza de recuperar lo perdido, es seguir llenando los escenarios y, por supuesto, esos patios de butacas que, hasta este momento, se han demostrado como uno de los lugares más seguros.

Tras muchas cancelaciones e inconvenientes, Carrizo comentaba que "Sevilla es una isla en medio de una Europa de teatros cerrados". Esperemos que pronto no haya ni un solo espacio teatral cerrado y que puedan recuperar sus horarios. Por el momento, el Tríptico de Peeping Tom estará, con las localidades agotadas desde hace semanas, este viernes a las 15:00 y el sábado 31 a las 12:00.

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