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XIAOLU ZANG | CRÍTICA
***XXXIV Festival de Primavera de Juventudes Musicales de Sevilla. Programa: ‘Les tendres plaintes’ y ‘Les Sauvages’, de J. Ph. Rammeau; ‘Humoreske’ op. 20, de R. Schumann; ‘Miroirs’ y ‘La valse’, de M. Ravel. Piano: Xiaolu Zang. Lugar: Salón de carteles de la Real Maestranza. Fecha: Lunes, 10 de junio. Aforo: Casi lleno.
Ganador, entre otros galardones, del segundo premio del Concurso de Piano de Santander Paloma O’Shea de 2022 y del María Canals de este año, el pekinés Xiaolu Zang abrió la presente edición del Festival de Primavera de Juventudes Musicales en colaboración con la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Como suele ser habitual en los pianistas orientales, el control del mecanismo y el dominio de la técnica es apabullante, siendo en este caso particular especialmente relevante su sentido del color gracias a una impecable técnica de pedal y a un control preciso de la pulsación.
Abrió su programa con dos piezas desnaturalizadas de Rameau y no por el trasvase del clave al piano, sino por el fraseo totalmente fuera de estilo, especialmente en Les tendres plaintes lleno de rubato y con cambios dinámicos que conllevaron un fraseo demasiado edulcorado y cursi. Mucho mejor, sin lugar a dudas, su acercamiento a las exigentes Humoreskes de Schumann. Aquí emergió la claridad de su articulación y el equilibrio perfecto entre ambas manos, haciendo que cantasen con nitidez todas las voces. La atención a cada frase y la variedad en la acentuación caracterizaron su interpretación, tan delicada y lírica en los momentos calmados como volcánica y pasional en los más agitados. El ya mencionado sentido del color del sonido se manifestó en las piezas de Ravel, especialmente en las cinco que conforman Miroirs, con una pulsación muy sutil y un sentido del ritmo cambiante muy acuciado en La alborada del gracioso en La valse.
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