VÍSPERAS DE REYES | CRÍTICA

Vísperas gozosas en la Catedral

Ministriles, Escolanía y Ensemble, con Israel Moreno como director.

Ministriles, Escolanía y Ensemble, con Israel Moreno como director. / AMM

A pesar del tiempo pasado, de las investigaciones musicológicas y de la renovada praxis coral, aún se sigue identificando a nivel de público general la polifonía renacentista con una tímbrica exclusivamente vocal de sonidos angelicales y sublimes y tempos detenidos en la sublimidad permanente. Fue la semilla plantada por los coros británicos que partían para sus versiones exclusivamente de lo que estaba escrito en las partituras, manuscritas o impresas.

Pero también hace ya mucho tiempo que se sabe que así nunca sonaron esas obras en las catedrales ibéricas, en las que siempre estaban presentes los ministriles, una serie de instrumentistas que bien doblaban las voces, bien suplían algunas de ellas, bien las sustituían en su totalidad, aportando una mayor riqueza tímbrica al sonido final.

La versión que ayer se pudo escuchar de las Vísperas de Reyes de Francisco Guerrero supuso una oportunidad no tan frecuente en Sevilla de conocer cómo sonarían esas músicas en la liturgia catedralicia de finales del siglo XVI, con voces infantiles, cantores adultos y ministriles. Salvo en los momentos de la inserción de una inapropiada flauta de pico, el empaste global fue notable, sin por ello rehuir de la diversidad tímbrica de las voces. Moreno (muy bien también como salmista) optó por tempos solemnes para las obras latinas y por otro más rítmicamente variado para la chanzoneta en castellano. A destacar la calidad de las voces de la Escolanía, tenores incluídos, así como la sobriedad (sin apenas glosas) de los ministriles. Sólo en Confitebor tibi Domine hubo problemas de afinación y empaste.

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