REAL ORQUESTA SINFÓNICA DE SEVILLA | CRÍTICA

Soustrot y la fuerza del gesto

Marc Soustrot y la ROSS en el Lope de Vega.

Marc Soustrot y la ROSS en el Lope de Vega. / Guillermo Mendo

Hace ya unos cuantos años que otro director titular francés, Alain Lombard, tuvo la idea de llevar algunos conciertos fuera de abono a la escena del teatro Lope de Vega. No fueron precisamente conciertos para el recuerdo, dada la escasa preparación de los mismos y dada también la problemática acústica de aquel teatro. Ahora se ha intentado darle una nueva oportunidad en una campaña algo sobredimensionada de llevar a la Sinfónica a todos los escenarios posibles de la ciudad. No sé hasta dónde podrá responder la limitada masa social capaz de seguir asiduamente a la orquesta, pero la media entrada conseguida en este concierto va indicando por dónde pueden ir los tiros.

Sea como fuere, el regreso de la ROSS al Lope de Vega se ha saldado, desde el punto de vista musical, con gran nota. En materia acústica sólo echamos de menos algo más de presencia de las franjas graves, ya que los contrabajos estaban al fondo del escenario. La totalidad de las secciones de cuerda abrieron con la Serenata de Chaikovski. El sonido global se caracterizó por su sólido empaste, por sus densidad y su belleza tímbrica, puesta de relieve en esos primeros acordes ricos en dobles cuerdas, profundos y de tonalidades doradas. Soustrot condujo con suma elegancia y con plena atención a un fraseo lleno de delicadezas, moldeando las frases con mimo y primor. Mayor carga expresiva alcanzó el sonido en Verklärte Nacht, con intensos diálogos entre la concertino y el solista de viola y juegos de colores (pasajes con sordina) bien subrayados por Soustrot.

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