REAL ORQUESTA SINFÓNICA DE SEVILLA | CRÍTICA

Amadeus que estás en los cielos

Eric Crambes en un anterior concierto de la ROSS.

Eric Crambes en un anterior concierto de la ROSS.

Recuperado tras su cancelación en el pasado otoño y a pesar de las actuales restricciones e incertidumbres sobre el futuro de la vida musical en la ciudad, la ROSS, en formación reducida muy acorde con las obras en programa, ofreció un monográfico Mozart, algo que siempre se agradece.

Abrió plaza el divertimento KV 136, que se benefició especialmente de la disposición de violines primeros y segundos enfrentados, con violas y chelos en el centro, pues de esta manera se podían visualizar las réplicas que se iban dando los violines, además de ganar en la espacialidad del sonido en estas preguntas y respuestas. Crambes atacó la obra con una articulación bien marcada, con poco vibrato, arcos cortos y ataques bien acentuados.

Para la sinfonía concertante Crambes contó con la complicidad de Tosco, un violista fino, de sonido denso, aterciopelado y bien definido en toda la gama, sin las destemplanzas que se suelen escuchar en muchos violistas. Ambos se entendieron a la perfección y trenzaron con agilidad y precisión sus numerosos pasajes solistas, sostenidos en el Allegro maestoso por unos espléndidos chelos y contrabajos. Para el Andante se optó sabiamente por un tempo no demasiado lánguido mediante un bajo bien marcado, mientras que en el Presto se evitó correr en demasía, sin por ello dejar de acentuar con energía.

Lástima que la sinfonía nº 25 resultase a cambio anodina, sin acabar de explotar la energía Sturm und Drang inicial, con un discurso monótono y de tempos rígidos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios