ROSS EN EL SINGULAR FEST | CRÍTICA

Salvados por Heisenberg

Esperanza Fernández en un anterior 'Amor brujo' con la ROSS

Esperanza Fernández en un anterior 'Amor brujo' con la ROSS / Guillermo Mendo

Aunque no sea la interpretación más ortodoxa aceptada hoy día, el Principio de Indeterminación o Incertidumbre de Heisenberg viene a decir que el propio proceso de observación de un fenómeno altera de tal manera sus magnitudes que nos resulta imposible establecer con certeza la verdadera naturaleza del fenómeno.

Aplicado al concierto de anoche de la ROSS, Heisenberg nos diría que el proceso de amplificación y mezcla del sonido de la orquesta impide conocer cuál era el nivel de calidad de la prestación de la orquesta. Porque no escuchamos a la orquesta, sino a la modificación de su sonido y su emisión a través de unas enormes pantallas acústicas. Pero si, además, nos enfrentamos a una pésima realización técnica, el resultado es la incertidumbre total sobre lo que allí se escuchó. He asistido a cientos de conciertos amplificados, pero no recuerdo uno en el que el sonido fuera tan malo. Para empezar, de un volumen excesivo que impidió apreciar detalles tímbricos o de fraseo instrumental. Pero, sobre todo, era un sonido sumamente metálico, chirriante, saturado en muchas ocasiones y sin la apropiada ecualización que le diese profundidad al sonido orquestal.

En tales circunstancias comprenderán que poco se puede decir de lo que se supone hizo la orquesta. Gallardo mostró su dominio técnico y su sentido del compás con una versión limpia y con leves toques aflamencados de la obra de Rodrigo. Por su parte, Fernández cantó con garra dramática, gran sentido de la afinación y expresividad justa.

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