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EIDOS ENSEMBLE | CRÍTICA

En femenino plural

Marian Rosa Montagut y Carmen Romeu.

Marian Rosa Montagut y Carmen Romeu. / ACTIDEA

La celebración de los doscientos años de la cantante, pedagoga y compositora Pauline García-Viardot (1821-1910) está también sirviendo de vehículo para la reivindicación de muchas otras mujeres compositoras de aquella época cuya obra se circunscribió casi siempre al espacio íntimo y doméstico, sin que las estructuras sociales y mentales les permitiesen romper ese techo de silencio y poder desarrollar una carrera profesional como compositoras. A esta idea respondió el programa presentado por el Eidos Ensemble, formado por la conocida soprano Carmen Romeu (próxima Violeta en La Traviata del Maestranza de esta temporada) y la clavecinista y pianista Marian Rosa Montagut, bien conocida por sus trabajos en el mundo de la música antigua de la mano de su grupo Harmonia del Parnàs.

No es cómodo ni fácil para los cantantes interpretar al aire libre y con amplificación. Para quien canta es imprescindible tener el apoyo del retorno, del regreso rebotado de su propia voz para orientar la afinación y las dinámicas. Lo que en un teatro se produce de manera natural, en espacios abiertos resulta más complicado de reproducir y ello puede pasar factura. Eso le ocurrió a Carmen Romeu, una soprano habitualmente segura y que en la noche del viernes mostró una clara incomodidad que se manifestó en una afinación inestable, especialmente en una franja superior que sonaba sin definición, metálica e incluso estridente en algunos pasajes. Tuvo que recurrir al portamento en varias ocasiones para alcanzar la nota justa y a su fraseo le faltó mayor naturalidad y soltura. Con todo, pudo lucir un centro carnoso y sedoso que ha ensanchado en los últimos tiempos. Su capacidad expresiva quedó de manifiesto en el fraseo dramático de piezas como La canción de la infanta o en Ecco quel fiero istante de Malibrán; o en la cadenciosidad de la Habanera (aunque aquí con alguna nota transportada hacia abajo). Esa capacidad de mover la voz con sensualidad y gracia afloró también en Tu sueño arruraré de Matilde Alea, una nana cubana rematada en un muy delicado pianissimo. Muy buenas también las notas picadas de Le retour de la Tyrolienne.

Montagut acompañó de manera somera y ofreció una versión rígida del Andante de Mariana Martínez y otra más bien superficial de Song of Seville de Martha Mier.

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