Feria del Libro de Sevilla

Rosa Montero: una forma de estar en el mundo

  • La escritora repasa su trayectoria en el ciclo 'Paisajes literarios', en el que comparte con los lectores su amor por la escritura, su obsesión por la muerte y su defensa de la ciencia ficción

Rosa Montero, junto a Encarnación Aguilar, de la UIMP.

Rosa Montero, junto a Encarnación Aguilar, de la UIMP. / Víctor Rodríguez

La periodista y narradora Rosa Montero aseguró este sábado en la Feria del Libro de Sevilla que la escritura es su "forma de estar en el mundo" y confesó que su dependencia de esta práctica es tal que, en un largo bloqueo creativo que sufrió, "no podía sentir la vida", admitió la autora.

Montero (Madrid, 1951), una de las autoras más queridas de la literatura española y merecedora del Premio Nacional de las Letras, protagonizó ayer el ciclo Paisajes literarios, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, un acto en el que estuvo acompañada por Encarnación Aguilar, directora de la sede de la UIMP en Sevilla, y en el que repasó los escenarios por los que había transcurrido su carrera.

La escritora se remontó al tardofranquismo, a esa dictadura "estúpida, hay que decirlo, porque me da mucha pena la añoranza de los dogmas que se está dando ahora", y a redacciones como las del periódico Pueblo, donde "los hombres le hacían a las jóvenes que llegaban un interrogatorio para ver si eran vírgenes o no; si lo eran gastaban un odioso paternalismo, y si intuían que no se lanzaban como tiburones", cuenta Montero. En esos años, en los que "la mujer casada no podía trabajar o abrirse una cuenta sin el permiso del marido", los asuntos de los que podía tratar una redactora se limitaban a "la jardinería, la gastronomía... o la cultura, que les parecía una abominación a los jefes".

Montero empezaba entonces en el periodismo, una etapa en la que pasó por otros proyectos "más modernos y progresistas" como Fotogramas, en cuyas páginas bullía "esa nueva España que se estaba formando", pero la autora de La hija del caníbal o La ridícula idea de no volver a verte llevaba en realidad toda su vida consagrada a las palabras. "J. K. Rowling contó una vez que con seis años había hecho una historia de un conejito que hablaba. Y yo, a los cinco, planteé un cuento de unas ratitas que hablaban. No sé por qué nos atraían los roedores parlantes", bromeó.

En su charla, Montero se sinceró con los espectadores: Crónica del desamor, su debut en la narrativa, que publicó ya cuando estaba en las filas del periódico El país, fue una novela "con el pie forzado", un texto con el que quiso zanjar el encargo pendiente de una editorial y que detestaría durante años. "No quería saber nada de esa obra, pero los lectores me preguntaban por ella en las ferias del libro, y al final tienes que complacer a tu público", defendió. Pese a ese comienzo fallido, Montero reconoce que era "una persona muy ambiciosa. Y yo creo que hay que serlo si eres joven. Yo quería hacer la mejor novela que se hubiese escrito".

"La novela es una búsqueda y no puedes llevar de antemano las respuestas", defendió

La narradora no se arrepiente de haber elegido compaginar el periodismo con la creación literaria. "Pensaba que esa profesión me permitiría aprender y conocer mundo, y ambas cosas han pasado", afirmó, antes de contar que gracias a este oficio hizo "el viaje más grande, un viaje al corazón negro de todos nosotros", cuando entrevistó a un terrorista del Grapo que se había arrepentido de sus crímenes. Poco antes, Montero había argumentado ante los asistentes que "no se puede vivir de la novela, hay que vivir de otra cosa", opinó.

A lo largo de toda su trayectoria, la narradora ha volcado sus "obsesiones", sobre las que ha intentado "poner cierta luz", asuntos como "la muerte, el paso del tiempo, la memoria como construcción literaria, la realidad como una película fina que se puede deshacer", enumeró. Pero, advirtió, no hay que escribir desde la certeza o la vehemencia por mucho que se crea en algo: "No puedes hacer una novela feminista, o animalista. La novela es una búsqueda, y no puedes llevar de antemano las respuestas. Aunque, claro, de un modo u otro, el libro se impregna de tu mirada del mundo".

Y Rosa Montero ha encontrado una plataforma para explorar su entorno en la serie sobre el personaje de Bruna Husky, esa replicante que protagoniza las novelas Lágrimas en la lluvia, El peso del corazón y Los tiempos del odio. "En España existe el prejuicio de que la ciencia ficción es tecnológica y fría, pero es una metáfora para hablar de la condición humana". La niña que fue Montero, que leía Flash Gordon y ambientaba sus primeras ficciones en Marte, ha encontrado en Husky un alter ego y una amiga: "Me identifico en su obsesión por la muerte y en que se coma la vida a mordiscos", reveló a sus lectores.

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