Rosa Montero. Escritora

"Todos anhelamos de una manera loca y ciega que nos quieran"

  • La novelista, inmersa en la promoción de 'Los tiempos del odio', asegura que comparte con su protagonista, Bruna Husky, el "placer de vivir y la furia contra la muerte"

Rosa Montero, en la presentación de su novela en Córdoba.

Rosa Montero, en la presentación de su novela en Córdoba. / Juan Ayala

El paso del tiempo, la necesidad de los otros para que la vida merezca la pena, la pasión como rebelión frente a la muerte, los excesos del poder y el horror de los dogmas son los temas que están presentes en Los tiempos del odio (Seix Barral), la última novela de Rosa Montero que presentó la pasada semana en Andalucía con el Centro Andaluz de las Letras.

-Es ya la tercera aventura de Bruna Husky. ¿Cómo está siendo la acogida de Los tiempos del odio?

-La verdad es que está siendo estupenda. Había muchísima gente esperando a Bruna. Diría que hasta entusiastas. Y ésta es la mejor de las tres brunas, y la gente está muy entusiasmada, me han dicho que la han leído y se han emocionado hasta las lágrimas. Termina bien, pero es emocionante. Estoy muy contenta porque para mí ha sido muy conmovedor también escribirla.

-Ha dicho que Bruna Husky es el personaje que más se parece a usted...

-En lo profundo. Es una androide de combate que vive sólo diez años y está obsesionada con la muerte y el paso del tiempo, y yo también. Siempre he sido muy existencialista en mis novelas y he hablado de la muerte, de la vida, de que el tiempo nos hace y nos deshace. Vivir es ir perdiendo cosas y ese punto álgido de mi personaje, que hasta va descontando el tiempo que le queda de vida, esa furia que tiene contra la muerte la comparto, pero también la hambruna vital que eso te despierta. Cuando eres muy consciente de que vas a morir, tiendes más a apurar la vida hasta el fondo y a vivir cada día con una mayor intensidad. Esas dos cosas comparto con ella, el placer de vivir y la furia contra la muerte.

-La novela nos recuerda que se nos olvida muchas veces vivir el día a día.

-Muchas veces. Es como la frase de John Lennon: “La vida es eso que sucede mientras los demás nos ocupamos de otra cosa”. Puede que a mí ese aturdimiento que impide vivir el momento me ocurra menos, porque tengo muy presente la muerte. Siempre estamos posponiendo la intensidad. Decimos: seré feliz cuando tenga un hijo, cuando mi hijo se marche de casa... Siempre creemos que la felicidad está en otro lado y la felicidad y la vida sólo están en el aquí y el ahora.

-Su novela es ciencia ficción, pero el escenario que plantea parece muy real.

-Me encanta que lo digas. Creo que las tres brunas son las novelas más realistas que he escrito. La ciencia ficción te da es una herramienta metafórica poderosísima para hablar del aquí y del ahora, de la condición humana y de lo que somos. Es un mundo equiparable a éste y, además, como a mí me gusta mucho la ciencia y la tecnología, he intentado que ese mundo -que sucede en Madrid en el año 2110- pues que realmente sea no sólo un mundo posible, sino probable en muchas cosas. Es un mundo muy realista y muy reconocible.

-Hasta se describe que el Tribunal Constitucional obliga a las empresas a que paguen el impuesto para la calidad del aire y entonces se inventan una nueva tasa. Recuerda mucho a la polémica por las hipotecas.

-Totalmente. Es la guerra contra el abuso, que nos viene persiguiendo desde el inicio de los tiempos. La lucha entre la gente partidaria de una sociedad que se construya en la cooperación y entre la gente partidaria del abuso del poder y la depredación. Esa es la lucha eterna de la sociedad.

-Quizá lo más increíble de la novela sea que haya una mujer presidenta...

-No, no, no. Ha habido mujeres presidentas como en Alemania o en Inglaterra.

-Me refiero en España.

-Creo que dentro de 92 años la deconstrucción del sexismo habrá avanzado mucho y habrá una práctica normalización entre sexos. Eso es lo que he querido reflejar con el hecho de que sea una mujer la presidenta, a la que ha sucedido otra mujer.

-Pese a un escenario tan negativo, la novela se basa en la idea de que sin el amor no merece la pena vivir. ¿Eso va a seguir intacto pese al paso del tiempo?

-Creo que sí. Sin el amor en su sentido emocional y sentimental, no merece la pena vivir. En primer lugar, somos animales sociales y necesitamos vivir con los otros, sin los otros no merece la pena. Y, luego está el amor-pasión, que cuanto mayor soy más claro tengo que es un motor que mueve el mundo. Todos anhelamos de una manera loca y ciega que nos quieran y, además, que nos quieran como queremos ser queridos. Esto lleva a veces a conflicto porque en ocasiones queremos ser queridos de una manera tan perfecta que ese amor no existe y desechamos pequeños amores imperfectos que pueden ser maravillosos.

"Entre Merkel y Casado hay un abismo de distancia. Me da mucho miedo Casado", dice la autora

-¿Tenemos los medios de comunicación parte de culpa en el auge de los populismos?

-Los medios son un espejo de la sociedad, representan a la sociedad y han tenido momentos de gloria y también tienen su culpa, por supuesto que sí. Un ejemplo claro está en EEUU. Hay parte de los medios, prensa escrita, que está luchando por intentar seguir adelante con la democracia y los valores democráticos. Y hay otros que están sirviendo absolutamente de agitación de las falsas noticias, populistas y mentirosas, que están volviendo loca a la sociedad. Los medios de comunicación y la sociedad están divididos.

-¿Cree que en España tienen cabida esos movimientos?

-Por supuesto. Está pasando en todo el mundo. Aquí está subiendo Vox, que me preocupa menos porque va a ser siempre minoritario. Me preocupa más que el PP, un partido tan importante numéricamente y de representación, de repente elija a un líder como Pablo Casado, que es un líder ultra. Hay otras maneras de hacer política conservadora, como por ejemplo Angela Merkel. Entre Angela Merkel y Pablo Casado hay un abismo de distancia, y me da mucho miedo Casado.

-No sé si pensaba en algún tipo de lector al escribirla, pero Los tiempos del odio parece lanzar un mensaje claro a los jóvenes.

-Uno intenta escribir la novela que le gustaría leer, escribe para el lector que lleva dentro. Desde luego que hablo mucho de la gente joven, cómo les pueden manipular, pero es una consecuencia de la novela, no porque haya pensando en dirigirme a ellos. En este caso en la novela aparece la manipulación de los jóvenes, porque me espanta, me aterra y me conmovió por ejemplo en el terrible caso del atentando de Las Ramblas, que coincidió mientras escribía. Todos estos chicos que salieron tenían 17, 19, 20 años, que habían hecho algo tan horrible porque les habían comido el coco. Te dices: ¿cómo es posible que pase esto?

-¿Habrá más aventuras de Bruna Husky?

-Sí, por lo menos una novela más. La dejo en un lugar tan peculiar, tan interesante, que verdaderamente yo estoy muerta de curiosidad por saber qué va a pasarle. Al menos otra más habrá.

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