En la Punta de la Lengua | Crítica de teatro

Tierna reflexión de lo perdido

Julio Fraga invocando a su memoria en la obra 'En la punta de la lengua'

Julio Fraga invocando a su memoria en la obra 'En la punta de la lengua' / Luis Castilla

Creíamos que no llegaría pero la temporada teatral comenzó ayer en el Teatro La Fundición con el aforo al cien por cien. Se mantienen las mascarillas durante la representación pero, de nuevo, pudimos asistir a un estreno con ese calor característico que generan los familiares, amigos y compañeros de la profesión que viven una première como el renacimiento necesario que renueva cada temporada.

Los protagonistas fueron Julio Fraga y Ana Cristina Leal que, al alimón, han escrito esta comedia mitad monólogo mitad conferencia sobre la memoria que la RAE describe como la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado. Ana Cristina Leal se ha reservado la dirección y Julio Fraga  se interpreta a sí mismo, o al menos, al recuerdo que tiene de su propia vida. Sujeto por la dirección y apuntalado por unos focos que simulan el paso de un tren (símbolo de la vida) comienza, siempre desde el humor, a diseccionar las pérdidas de memoria que sobrevienen al cumplir los cincuenta. La vista que falla, el olfato que se reconvierte, el oído que se pierde, ... Se mueve en el terreno del monólogo teatral recordando un buen número de personajes conocidos por la sevillanía artística, que también la hay,  y a los que emula evocándolos con sus propias voces y homenajeándolos por su nombre como a Paco Aguilera.

Paco Aguilera dixit: “¿Te acuerdas cuando hablábamos de seguido?”

Es a partir de aquí que abandona la crónica sevillana y comienza una conferencia sobre la memoria en su multitud de acepciones. Fraga y Leal dejan para el final una hermosa declaración de amor que engrandece su propuesta.

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