JUAN BOSCO DÍAZ-URMENETA | Obituario

Tratando de recordar en común

  • El artista y arquitecto Juan Suárez evoca su amistad con el gran profesor y crítico y teórico del arte

Juan Bosco Díaz-Urmeneta.

Juan Bosco Díaz-Urmeneta. / D. S.

"Juan, querido, Bosco ha muerto esta madrugada". Concha, escueta ya de dolor y amable, me lo comunicó.

Un extraño sobresalto me ocupó un tiempo sin poder entenderlo.

Ya no lo tenemos con nosotros.

Tenía una estrecha relación con él, algo en nuestros orígenes nos unía, nuestra ciudad, El Puerto de Santa María. Su familia y la mía pertenecían a esos iniciados que de alguna forma establecen parte de los fragmentos que componen una existencia.

Poseíamos, disfrutábamos de muchos recuerdos comunes, recreados, divertidos y algunos para quedar mejor en el olvido. Donde chispeaba su naturaleza, tan afable y cálida, cuando conversábamos de ello. Aparecía con frecuencia esa expresión perspicaz, tan característica suya, que hacía frente a la contingencia, un exacto equilibrio entre el sosiego y los tiempos.

Cuando yo era niño / un dios solía salvarme / del griterío y la cólera de los hombres (Hölderlin).

No era extraño a los argumentos contrarios, se implicaba en defender y garantizar los procesos ajenos. La ética, su estética.

Nos ha dejado un amigo, un indispensable profesor, escritor, crítico de arte, comisario de exposiciones, conferenciante. Necesario en los asuntos que han ayudado a entender lo que concebimos como conocimiento.

Su interés y su capacidad para conectar siempre con todos, o con cualquier manifestación que origine procesos artísticos. Le importaba y estudiaba en profundidad la relación del artista con su producción. Su calidad intelectual le llevaba a reflexionar con agudas y no siempre cómodas reflexiones sobre el necesario aprendizaje de esos procesos.

Los inicios en su trayectoria vendrán ligados, para siempre, a sus interesantes proyectos en la Torre de los Guzmanes de la Algaba, en los que tres generaciones de artistas, cada año, dialogaban entre sí con sus propuestas. Supuso un envite a las evaporadas ofertas culturales, corporativas e institucionales. Destacamos que la onda expansiva de aquellos días conformó un todo, cuyos efectos constatamos que de alguna manera subsisten.

Como pintor, mi relación profesional con Bosco, se puede detallar como un continuo aprendizaje mutuo. La primera exposición retrospectiva que realicé, Lugares geométricos, fue posible por el interés que puso en su ejecución como comisario, dedicando un riguroso estudio de mi obra en diversos textos publicados.

Hölderlin quiso llegar a una "tierra no descubierta". Esta elección, querido Bosco, temida como una iluminación nos mantendrá siempre.

Sit tibi terra levis.

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