Valdivieso repasa la obra del pintor renacentista Pedro de Campaña

El catedrático arroja nueva luz sobre el principal artista de la ciudad en el siglo XVI · La monografía, editada por Endesa, defiende el papel de Sevilla en la matización de su arte de inspiración nórdica

Enrique Valdivieso con la edición no venal de su obra.
Enrique Valdivieso con la edición no venal de su obra.
Charo Ramos / Sevilla

29 de noviembre 2008 - 05:00

Empeñado en que Sevilla vuelva a ser "la que ha sido" y a despertar en la conciencia de sus habitantes la preocupación por los tesoros artísticos que se malogran, Enrique Valdivieso ha comprometido sus esfuerzos, desde que llegó a la Universidad Hispalense en 1976 procedente de Valladolid, con el estudio de figuras maestras de la pintura cuyo legado no estaba suficientemente protegido o reconocido. Es el caso de dos autores foráneos que se instalaron en la capital del Guadalquivir durante los días de mayor prosperidad económica y a los que esta semana ha rendido especial tributo: Juan de Roelas, de cuya exposición en el Bellas Artes es comisario con Ignacio Cano, y ahora Pedro de Campaña, el principal artista del Renacimiento en la ciudad.

El catedrático de Historia del Arte no ocultaba ayer su satisfacción en la sede de la Fundación Sevillana Endesa al ver editado el fruto de diez años de pesquisas, investigaciones y preocupaciones. Su estudio sobre Pedro de Campaña repasa la obra de este creador de Bruselas afincado en Sevilla durante casi 25 años en el siglo XVI, a quien el eminente investigador Diego Angulo calificó como "el pintor español más importante antes de El Greco".

Acompañó a Valdivieso en el acto de presentación un público fiel en el que no faltaban discípulos, patronos de varias corporaciones, restauradores y, por supuesto, los representantes de Sevillana Endesa liderados por el presidente de la Fundación, Jaime Ybarra, quien ha prologado esta apasionante monografía de más de 200 páginas.

Las obras de Pedro de Campaña se localizan hoy en colecciones extranjeras en Berlín, México (en cuyo Museo de San Carlos se exhibe la bellísima tabla Las siete virtudes), Praga, Varsovia, París, Montpellier y la ciudad italiana de Bérgamo. También en ciudades españolas como Madrid, León y Burgos. Pero lo más valioso lo conserva la Catedral de Sevilla. Su pintura fue sobre todo religiosa y, además del clero, muchos nobles y comerciantes del siglo XVI contrataron su servicio para decorar sus capillas funerarias.

La monografía de Valdivieso está estructurada en torno a la bibliografia, estilo, cronología y obra del pintor. Se centra especialmente en los años en los que permaneció en Sevilla, desde 1537, cuando llega a la ciudad, hasta 1563, "cuando decide que no quiere seguir más aquí y opta por regresar a Bruselas, destrozado por la envidia y la maledicencia tras realizar una de las mayores glorias pictóricas de esta ciudad, el retablo de Santa Ana".

Para Valdivieso, en esos días sevillanos se distinguen dos fases creativas: una primera, que alcanza hasta aproximadamente 1550, en la que Pedro de Campaña muestra un dibujo marcado y una geometría severa de fuerte influjo flamenco; y una segunda, hasta su partida de Sevilla, en la que el estilo oscila claramente hacia la expresividad y suavidad de la pintura italiana de su momento, evidenciando un notable retroceso del expresionismo nórdico que practicó antes.

El estudio profundiza en las obras de Campaña que hoy pueden contemplarse en diversos lugares de Sevilla. Así ocurre con su obra maestra, el Descendimiento que actualmente se conserva en la Catedral hispalense pero que perteneció a la capilla de don Fernando de Jaén de la desaparecida iglesia de Santa Cruz.

"Su técnica era impresionante, indestructible. Como los maestros flamencos, daba hasta siete capas de pintura. Por eso las obras que no han sufrido están intactas", recuerda Valdivieso.

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