Vocalconsort Berlin | Crítica

Intimismo y mística alemanes

El Vocalconsort Berlin se ha hecho habitual de los ciclos barrocos sevillanos

El Vocalconsort Berlin se ha hecho habitual de los ciclos barrocos sevillanos / Kristof Fischer

Habitual de los últimos festivales de música antigua, el Vocalconsort Berlin volvió a Sevilla para una intimista interpretación de uno de los grandes ciclos sacros de la música alemana del siglo XVII, Membra Jesu Nostri, siete cantatas pasionales escritas por Buxtehude presumiblemente para ser interpretadas entre el Domingo de Ramos y el Sábado Santo.

Música que combina el contrapunto alemán con la melodía italiana, Sochaczewsky dispuso la plantilla de forma antifonal (violines I y II enfrentados y voces simétricamente distribuidas: SABTS) y planteó una versión recogida y sobria de la obra, que apoyó en un coro de diez voces (dos por parte) magníficamente empastadas y un soberbio conjunto instrumental, con dos violines de agilísimo vuelo poético y un continuo a base de órgano, violonchelo y laúd que sirvió para el contraste continuo de colores y atmósferas, imprescindible en una obra llena de detalles de retórica. Las violas locales de Ventura Rico y Johanna Rose se sumaron a la cuerda en la Cantata VI, centro emocional de todo el ciclo, y que en realidad está concebida para cinco violas en su instrumentación original, lo que no dejó de afectar al énfasis introspectivo con el que el compositor concibió este fervoroso canto al corazón del Crucificado.

Una cantata del Bach joven (escrita, según algunos estudiosos, inmediatamente después de su viaje a Lübeck para conocer a Buxtehude) completó el programa con un punto más de vitalidad en los coros y un delicioso acompañamiento del continuo en un trío con sabor a coral.

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