BOHEMIOS | CRÍTICA

De París a Sevilla con la bohemia

Los bohemios parisinos ante el nuevo telón.

Los bohemios parisinos ante el nuevo telón. / Luis Ollero

Final feliz y en punta para una temporada que no ha sido nada sencilla para la Compañía Sevillana de Zarzuela debido a los trastornos provocados por el extraño cierre del Lope de Vega y los bandazos del ayuntamiento a la hora de reubicar sus espectáculos. Pero bien está lo que bien acaba y con Bohemios han podido quitarse una espina de la manera más feliz posible y en tres funciones con lleno absoluto.

El espectáculo ha sido redondo en todas sus dimensiones. Es complicado sacarle partido escénico al exiguo escenario del Espacio Turina, pero Marta García-Morales lo ha conseguido, con movimientos justos y elegantes, sin aturullamiento pero sin tampoco renunciar a la teatralidad. En esto último le acompañó un sólido equipo de actores y actrices, a la vez que cantantes, destacando en la faceta actoral el siempre intensamente cómico Javier Sánchez-Rivas, que viste los papeles de tenor cómico con una soltura innata. Se estrenaba un bellísimo telón con un paisaje nocturno de París y la Torre Eiffel, elaborado por las doctorandas Irene Ugolini y Ana Rosa González dentro del acuerdo de colaboración institucional con la Facultad de Bellas Artes.

Lo hemos señalado en ocasiones anteriores, pero no por ello hay que dejar de señalar la magistral dirección musical de Elena Martínez. Sabe acompañar a las voces, entiende de sus necesidades de colaboración con la dirección, señala todas las entradas y controla absolutamente las dinámicas para que la acústica de la sala no tape las voces. En sus manos la orquesta suena con empaste cálido y claridad en las texturas. Es también la responsable del soberbio sonido del coro, superior al de muchos grupos profesionales. Para la ocasión se ha contado con un redondo conjunto de solistas. Paula Ramírez estuvo encantadora como actriz y espectacular como cantante, con esa voz de soprano ligera timbradísima, con capacidad de proyección y con afinacuión impecable incluso en sus incursiones finales en los terrenos del Mi sobreagudo y aledaños. La réplica se la daba Francisco Sánchez, excelente actor de dicción impecable también cantando, con tonos líricos y fraseo siempre lleno de detalles. Voz resonante la de Amando Martín, muy suelto como actor y estupendas García-Morales y Julia Rey como las dos grisettes. Y muy buenos actores trambién Joaquín Caballero y Lorena Ávila.

Para abrir la próxima temporada anuncian una rareza que augura grandes sorpresas: Gloria y peluca, de Barbieri. No se la pierdan.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios