Alfonso Zurro humaniza la inmensidad de Shakespeare

MACBETH | CRÍTICA DE TEATRO

Un momento de 'Macbeth' de Teatro Clásico de Sevilla que se ha estrenado esta semana / Luis Castilla

La ficha

***** 'Macbeth' Teatro Clásico de Sevilla. Autor: Shakespeare. Dirección escénica y dramaturgia: Alfonso Zurro. Intérpretes: Iñigo Núñez, Celia Vioque, Chema del Barco, Gonzalo Validiez , José María del Castillo, Santi Rivera, Silvia Beaterio, Luis Alberto Domínguez y Rafael Cremades. Producción: Juan Motilla. Escenografía: Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán. Iluminación: Florencio Ortiz. Vestuario: Gloria Trenado/ NANTÚ. Música, espacio sonoro: Jasio Velasco. Coreografía: Marietta Calderón. Audiovisuales: Fernando Brea. Diseño gráfico, cartel: Manuel Cuervo. Maquillaje y Peluquería: Manolo Cortés. Lucha escénica: Juan Motilla. Ayudante de dirección: Verónica Rodríguez. Realización Escenografía: Mambo, TCS. Realización Vestuario: Rosalía Lago. Fotografía: Luis Castilla. Equipo Técnico: Tito Tenorio, Txitxo Oliveras, Fernando Brea y Mario Copete. Distribución: María Calvo/16Escalones y TCS. Comunicación: TCS. Producción en gira: Ángeles Roquero. Lugar: Artillería. Fecha: Viernes, 6 de junio de 2025. Aforo: Completo.

'?El estreno de un espectáculo de Teatro Clásico de Sevilla siempre se vive como uno de los acontecimientos teatrales de la temporada. La solvencia de la compañía dirigida por Juan Motilla está garantizada, debido a su probada reputación en la manera en que encara sus producciones. De nuevo, en este Macbeth, ha reunido a un equipo de profesionales que dominan a la perfección sus especialidades artísticas: Alfonso Zurro en la dirección y la dramaturgia; Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán en el diseño de la escenografía; Florencio Ortiz en la iluminación; Gloria Trenado (Nantú) en el vestuario; Jasio Velasco en la música original; Manolo Cortés en maquillaje y peluquería; Marietta Calderón en la coreografía; Fernando Brea (audiovisuales); y el pintor Manuel Cuervo para el diseño gráfico. Ha vuelto a colaborar con Verónica Rodríguez (ayudante de dirección) y con el acierto de uno de los mejores fotógrafos de la escena andaluza, como es Luis Castilla. Con este plantel de artistas, las producciones de Teatro Clásico de Sevilla se convierten en lo más parecido al extinto Centro Andaluz de Teatro, como venimos dando constancia desde hace años.

Alfonso Zurro, y también Juan Motilla, lleva defendiendo desde hace tiempo la necesidad que tienen las artes escénicas españolas de la recuperación de un teatro de repertorio, para que las nuevas generaciones de espectadores tengan acceso al gran teatro mundial y patrio. En esta línea abordan Macbeth, su cuarto Shakespeare (anteriormente, Hamlet, Romeo y Julieta y La violación de Lucrecia), al cumplir los veinte años de TCS. Una producción a la altura de lo esperado, que no defraudó a nadie, pero que tuvo que luchar contra los elementos —como la Armada Invencible— del nuevo escenario de Artillería, a todas luces no adecuado, en espera de la recuperación del Teatro Lope de Vega.

La historia del ambicioso, cruel y despiadado matrimonio Macbeth es uno de los retratos más certeros del despotismo político de sátrapas, dictadores, asesinos y genocidas que la historia de la humanidad no deja de dar a luz.

El encuentro del guerrero y su ayudante con las tres brujas funestas y sus, en principio, alegres vaticinios —Macbeth será rey y Banquo será padre de reyes— acaba provocando una reacción en cadena, con el impulso de Lady Macbeth, de crímenes, horrores, venganzas y muertes de inocentes que todavía siguen inspirando a series como Juego de tronos, la más shakespeariana de las series que vemos ahora.

Alfonso Zurro se rodea de un elenco sin mácula, un grupo de jóvenes intérpretes que se duplican, triplican, para dar vida a una obra que se escribió para más de treinta personajes. Los nueve magníficos —Íñigo Núñez, Celia Vioque, Chema del Barco, Gonzalo Validiez, José María del Castillo, Santi Rivera, Silvia Beaterio, Luis Alberto Domínguez y Rafael Cremades— fluyen en el práctico y efectivo escenario de compuertas que han creado Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán, recreando toda esta epopeya de crueldad y miseria humana. Un elenco perfecto que recuerda a los Centros Dramáticos Nacionales y que baila bajo la alegre coreografía de Marietta Calderón y la acertada música de Jasio Velasco, iluminados con maestría por Florencio Ortiz, vestidos, muy marciales, por Gloria Trenado y peinados y maquillados por el incombustible y único Manolo Cortés.

Como decía la canción de Claudina y Alberto Gambino, en esta obra: “todo es buena en ella, nada hay que tirar, a una isla desierta todo hay que llevar”. Alfonso Zurro ha humanizado al asesino. Es cierto que tenemos la visión de los dictadores como hombres grandes, furibundos, potentes, pero ni Hitler ni Franco eran así. Sus aspectos eran más pusilánimes, como el que encarna Íñigo Núñez, al que sentimos, incluso en sus estertores, su miedo, su horror al enfrentarse al consejo inapelable de su mujer. Una Celia Vioque medida pero segura de sí misma, que sin embargo, en la segunda parte, verá quebrada su entereza.

La obra 'Macbeth' que se puede ver en el escenario de Artilleria hasta el 19 de junio / Luis Castilla

Núñez acaba ebrio de sangre, de poder, de corrupción, y lo transmite en el temblor de sus manos, en su mirada de alucinado, en su pútrida evolución que se lleva por delante a su mujer, angustiada por las manchas de sangre que no desaparecen.

Zurro tiene la suerte de contar con unos intérpretes maravillosos, a los que regala momentos de gloria en distintos apartes. El texto suena claro en esta generación de actores y actrices que marcan el excelente nivel de la interpretación andaluza.

La dramaturgia —Zurro adora a Shakespeare— se mantiene, con algunas introducciones de textos famosos que no desvelamos. Pero el adaptador ha querido subrayar los aspectos de la propia imaginación del protagonista. Ya no creemos en las brujas; para eso tenemos los bulos que X, las redes sociales y un falso periodismo se encargan de promover a diario, confundiendo a una población que quiere creer en sus políticos, pero que cada día es más consciente de las cloacas del Estado, de la futilidad de guerras como la de Ucrania, Gaza y todas aquellas de las que no hablamos. De las peleas entre dos gallos como Elon Musk y Donald Trump que, como Macbeth, no se preocupan jamás de los ciudadanos.

La dirección se sirve de una pantalla desde la que Rafael Cremades, reputado periodista de Canal Sur, nos va contando, con aire informativo pero aclaratorio, algunos de los momentos trascendentales de la pieza, y que se agradecen ante la confusión que pueden provocar algunos de los nombres escoceses de la obra.

Estamos ante un espectáculo en mayúsculas, una ocasión única de asistir a un montaje redondo y de altísima calidad. Una gran obra mucho más contemporánea de lo que podríamos imaginar, que Zurro y el TCS han humanizado para advertirnos que no podemos bajar la guardia ante lo que está aconteciendo en este primer cuarto del siglo XXI.

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