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Antonio Orozco I Músico

"Este disco es un proyecto de vida, mi ópera prima"

  • Tras cinco años y una difícil etapa personal “en la que estuve a punto de volverme majareta”, el artista regresa con ‘Aviónica’, un álbum “liberador” con el que invita “a vivir el ahora

Antonio Orozco (Barcelona, 1972), poco antes de la entrevista en la sede de 'Diario de Sevilla'.

Antonio Orozco (Barcelona, 1972), poco antes de la entrevista en la sede de 'Diario de Sevilla'. / Juan Carlos Muñoz

A Antonio Orozco las ganas de vivir se le escapan por los ojos. Así, como el marinero vocacional que dice ser, navega en una "saludable incertidumbre" que, paradójicamente, lo mantiene anclado a lo que de verdad le importa. A estas alturas, la música y su hijo Jan, del que se ocupa a tiempo completo desde que su expareja falleciera en 2017 y con el que se estrena en La marea, uno de los temas de Aviónica, su octavo trabajo discográfico con el que regresa tras cinco años de ausencia y una "dificilísima etapa personal en la que he tenido que recomponerme".

Aquí, el músico catalán reflexiona sobre el tiempo, las frustraciones o las ausencias para lanzar un mensaje "liberador y vitalista" que alerta sobre la urgencia de exprimir el ahora. Por eso, piensa que todo lo que trascienda a mañana es "demasiado aspiracional" y, al empezar la entrevista, prefiere resaltar la "buena noticia" de la vacuna que regodearse en la extrañeza que nos impone el Covid. Una "vuelta a empezar" en la que el público reconoce al Orozco de los orígenes. Es decir, a ese tipo cercano con pinta de amigo de toda la vida que escribe canciones que "le podrían pasar cualquiera".

-El disco se plantea como un viaje que llama a abrocharse el cinturón, ¿dónde le gustaría que aterrizara?

-En el corazón de todas las personas que tengan su tarjeta de embarque. La aviónica es lo que permite que un avión se sostenga en vuelo y esto tiene mucho que ver con el poder de la música para elevarnos del suelo. Ésa es la intención, conseguir que alguien sea capaz de volar a través de la música.

-Aquí invita a quedarnos con lo que merece la pena... ¿es un álbum motivacional?

-Es un álbum que nace después de cinco años en los que he sufrido tres pérdidas muy importantes, que me dejaron vacío y perdido, la de mi expareja, mi productor y mi mejor amigo. Estas canciones, por tanto, son un canto a la posibilidad de recomponer lo que está roto, de poder conseguir lo que parece imposible, de poder salir del pozo... Es verdad que de forma casual coincide con el momento que vivimos y mucha gente se puede sentir identificada, pero viene de ahí.

-¿Diría que es más inspirador el duelo que la alegría?

-No tiene por qué. He estado a punto de volverme majareta y lo digo sabiendo lo que digo. En este sentido, Aviónica ha sido un proyecto de vida, como mi ópera prima. Lo siento como el primer disco de mi carrera porque todo lo que había hasta este momento no está. Tengo la sensación de la primera vez y a lo mejor por eso suena así. Hasta las promociones las vivo como si fueran nuevas. Porque además me acuerdo cuando nadie me recibía, no se me olvida.

-Sin embargo, de ahí saca un mensaje optimista...

-Sí, es un proyecto vitalista que pretende decir señores, hay que vivir el presente y, a veces, hay que romper con todo para conseguirlo. Ahora con la pandemia, por ejemplo, tenemos la conciencia puesta en que todo esto pase ya, pero es que mientras, lo que está sucediendo es exactamente nuestra vida.

-Entonces, ¿ha sido la cultura su salvoconducto para el consuelo?

-Por supuesto. Lo único que me quedaba en esos momentos era mi trabajo y el abrazo que me llegaba del público, de los compañeros, de los medios... Me puse a escribir teatro y a hacer funciones y todo eso, junto a la gente que me rodea, fue lo que me ayudó a reencontrarme porque perdí la noción de la vida.

“Quiero levantar a la gente del suelo, tratar de transmitir con mi música la sensación que tengo de estar despegando de nuevo”

-Porque, ¿lo de agarrarse al ahora no es una forma superficial de ponerse a salvo?

-Qué va, todo lo contrario. Para mí el verdadero valiente es el que es capaz de vivir el presente como es. Pensar en el futuro es lo más fácil. El presente es lo más cruel y lo más maravilloso. En esto me ayudó mucho mi condición de marinero vocacional, porque en el mar uno aprende que no siempre salen las cosas como uno espera.

-En muchas de las letras pide también silencio, ¿cuánto le satura el ruido?

-El 90 por ciento de lo que tenemos en nuestro ancho de banda está lleno de un ruido que no tiene nada que ver con nuestras necesidades. Empezando por el acto terrorista que supone para nuestro intelecto llevar esto -el móvil- encima. El exceso de información es tan brutal que es imposible concentrarse en uno mismo.

-Hay que poner más el modo avión...

-Modo aviónica, por favor (Risas).

-Por cierto, sorprende que plantee un disco concebido de forma integral (concepto, diseño, letras...) en plena era de las playlist ¿no le resulta anacrónico?

-Es verdad que he intentado hacer una obra completa con una filosofía propia. La portada, de hecho, es real. Es una pista de un aeropuerto donde en mitad de algún lugar hay un brote, una preciosa metáfora de dónde yo estaba.

"Dejo a las canciones por imposible. Soy capaz de pelearme durante semanas con un adjetivo o una preposición. Tengo un rebaño de temas sin nombre"

-Hay pop, electrónica, baladas, aires roqueros y flamencos... ¿es su síntesis musical?

-Totalmente. Teníamos claro que quería levantar a la gente del suelo, tratar de transmitir la sensación que yo tengo de estar despegando de nuevo. Y esto hay que hacerlo a través de un sonido muy de los noventa y dejar caer las raíces y que el flamenco esté muy presente, como pasa en Entre sobras y sobras me faltas. Es tratar de condensar los 21 años de carrera profesional musicalmente. Todo lo que me ha traído hasta aquí.

-Por cierto, que en el flamenco se le exige siempre a un artista la verdad, algo que no se reclama igual en otras músicas, ¿le acerca esto a lo jondo?

-El concepto de verdad es muy pretencioso, pero sé lo que hablas porque lo vivo día a día como productor del nuevo trabajo de José Mercé. Lo que sí es cierto es que soy el mismo en televisión, que encima de un escenario que en mi casa. Es decir, no concibo hacer las cosas de otro modo que no sea de verdad. A lo mejor por eso resulta veraz.

-¿Es ése su compromiso artístico?

-A ver, para mí a lo que debe aspirar el arte es a emocionar, a conmover. El arte no debe obligar nunca a nada.

-¿Esto empieza ya desde que compone?

-Por supuesto, ahí tengo un compromiso muy fuerte conmigo mismo porque necesito aceptarme en lo que escribo. Por eso me peleo con un adjetivo o una preposición durante semanas porque me preocupa que no se entienda. Y hasta que no me convencen forman parte de un rebaño de canciones sin nombre.

“El escenario es como el orgasmo artístico, pero hay que ser prácticos y pensar en qué se puede hacer”

-¿Cuándo sabe entonces que una canción está acabada?

-Nunca. Hace tiempo que no termino una canción, las doy por imposible. Las canciones cuando nacen siempre tienen una parte de presumidas, quieren gustar, pero primero tienen que ser capaces de traspasarme a mí. Además, me cuesta volver a ellas y a veces me trascienden. Por ejemplo, Mi héroe no es mía. Yo sé que hablaba de los héroes que nadie conoce, pero un día una chica se puso a cantarla en un balcón durante la pandemia y yo ya no sé ni de qué va.

-Usted ha declarado que Aviónica es también un agradecimiento a su público, a quien le atribuye esa fuerza que le sostiene, ¿cuánto lo echa de menos?

-El escenario es como el orgasmo, el culmen de todo. Lo que pasa que hoy día tenemos que ser prácticos y pensar en lo que podemos hacer. Claro que necesito el público, tanto que tenemos la gira a la venta con fecha en Sevilla, sin saber qué va a pasar. Pero mientras tanto prefiero buscar fórmulas diferentes para seguir compartiendo música y sentir al público cerca, crear espacios virtuales, intercambios a través de las redes sociales...

-¿Con qué definición suya se reconoce más?

-No sé si está bien decirlo, pero a mí me gustaría que si alguien tuviera que hablar de mi vida como músico se hablase de honestidad.

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