Hay Fórum

Sir Antony Beevor: “Las guerras en las ciudades serán espantosas en el futuro”

  • El historiador diserta en el Hay Fórum sobre la marca que las guerras y los conflictos dejan en las ciudades de ayer y de hoy

Sir Antony Beevor, en el Hotel Inglaterra de Sevilla.

Sir Antony Beevor, en el Hotel Inglaterra de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

El historiador y leidísimo autor de libros de batallas, Sir Antony Beevor (Kensington, Londres, 1946), nos recibe amablemente, como corresponde, en el Hotel Inglaterra. Ha venido invitado por el Hay Fórum, festival cultural de alto copete, que ha tenido lugar en Sevilla estos días de molesto calorín. El viernes disertó con el exministro portugués Miguel Poiares Maduro acerca de cómo influyen en las ciudades los conflictos de diversa laya. Aviso. Durante la entrevista lo afligirá el carraspeo y cierta congestión acuosa necesitada de pañuelo (el socorrido handkerchief inglés). Sevilla tiene una alergia especial…

Inevitable empezar por la situación en Ucrania, sin olvido de lo que ahora acontece en Nagorno Karabaj. Defiende el invitado que las democracias siempre han organizado mejor las guerras frente a dictadores y autócratas. ¿Perderá Putin la guerra? "Suelo rechazar la idea de que la historia se repite. Pero sí es verdad que las dictaduras acaban cometiendo los mismos errores. Putin preparó fatal la invasión de Ucrania. Cometió el mismo error que Zhukov en Berlín en 1945. Mandó tanques sin apoyo de infantería. Rusia sigue prisionera de su propio pasado".

Hoy por hoy la guerra ha cambiado su escenario. Ya no se libra en el campo (las guerras napoleónicas) ni en los bosques (la batalla de las Ardenas). La ciudad es el teatro. "Sí, las guerras urbanas serán espantosas en el futuro. Fijémonos en las pasadas batallas de Mosul o las libradas contra el ISIS. Hay muchísimas víctimas civiles. Ya no existen grandes ejércitos con reclutas. Se acabó la guerra a campo abierto". La excepción en Ucrania han sido la masacre de civiles en Bucha y la larga batalla cuerpo a cuerpo en Bajmut. "Lo de Bucha fue una tortura inútil. Sadismo puro y duro. La brutalidad de los rusos podría explicarse por la herencia que dejaron las invasiones mongolas en el siglo XIII. También por el trato humillante que históricamente reciben los soldados rusos". ¿Y la sangría de Bajmut? "Los medios de comunicación equipararon Stalingrado con Bajmut. No lo veo tan claro. Vuelvo a decir que la historia no tiene por qué repetirse. Esta ciudad carecía de importancia estratégica, a diferencia de Stalingrado, donde Stalin y Hitler libraron una cruel batalla de ciervos enfrentados".

El siglo XXI es el siglo de la tecnocracia y la IA. Sin embargo, la guerra en Ucrania y Nagorno Karabaj nos han devuelto a la era analógica y a los usos bélicos de la Segunda Guerra Mundial. Vaya paradoja. El escritor asiente. "Interesante apreciación. Cierto es que se usan drones y hay ciberataques. Los ucranianos están luchando con métodos novedosos. Pero todo se está produciendo en un contexto de guerra convencional muy parecido al de la Segunda Guerra Mundial. Me atrae esta paradoja. Fíjese, después de la derrota de la columna de tanques rusos que iba hacia Kiev, muchos analistas dijeron que había llegado el fin de la era del tanque. Sólo seis meses después los ucranianos pedían desesperadamente el envío de tanques Abrams y Leopards. Las armas y los usos convencionales tendrán larga vida".

El notable inglés alojado en el Hotel Inglaterra pide agua ante las toses recurrentes. Volvemos a la relación entre ciudad, guerra y conflicto. Hay lugares que el tiempo deja convertidos en museos fantasmales, como relicarios de la guerra. He ahí Belchite (guerra civil española). O el pueblo francés de Oradur-sur-Glane (destruido tras la masacre de civiles por los alemanes en 1944). O Agdam en el alto Karabaj (conocida como la "Hiroshima del Cáucaso"). O el pueblo espectral de Kayaköy, en Turquía (los griegos lo abandonaron tras el obligado intercambio de poblaciones de 1923 entre Grecia y Turquía). Beevor repasa la citada lista. "Hay diferentes memorias según cada caso. Pero casi siempre la memoria está relacionada con los horrores del nacionalismo".

"Putin preparó fatal la invasión de Ucrania. Cometió el mismo error que Zhukov en Berlín en 1945"

Saltamos a otra efeméride. Se cumplen treinta años de la guerra en Bosnia-Herzegovina. El conflicto sigue inserto en el paisaje (monolitos, cementerios, banderas nacionalistas). Cada uno de los grupos étnicos reescribe su relato. Se dijo entonces que la paz en Bosnia había supuesto el triunfo de la limpieza étnica. ¿No se trata hoy de un país fallido? "En mi opinión lo que allí se da es la explotación y el uso del miedo por parte de líderes nacionalistas. Gran Bretaña es culpable, como ocurrió con Iraq, de haber ayudado a crear un país como Bosnia. Se creyó que sería más gobernable uniendo sus tres etnias. Un error. Yugoslavia fue igual. Funcionó bien con Tito, pero luego…".

Una ciudad icónica asociada al conflicto es Belfast, en Irlanda del Norte. Los murales patrióticos y los límites huraños entre barrios católicos y protestantes se han convertido ahora en atractivos turísticos. Pero Beevor prefiere obviar el turismo de la guerra. Se centra en una hipótesis arriesgada para un británico. "El Sinn Fein republicano es hoy mayoritario. Y ha ocurrido en muy poco tiempo. Algo sorprendente. Quedará por ver cómo se gestiona la minoría protestante en el Ulster. Y más aún: ¿veremos a tropas británicas obligadas a contener a los unionistas en un nuevo conflicto de baja intensidad? El gobierno de Dublín actúa en la cuestión con buen criterio y sin provocar. Pero ahí dejo esta incómoda pregunta".

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