Todos estamos en peligro

Aún estoy aquí | Crítica

Una imagen del filme de Walter Salles con tres nominaciones al Oscar.
Una imagen del filme de Walter Salles con tres nominaciones al Oscar.

La ficha

*** 'Aún estoy aquí'. Drama, Brasil-Francia, 2024, 137 min. Dirección: Walter Salles. Guion: Murilo Hauser, Heitor Lorega. Fotografía: Adrián Teijido. Música: Warren Ellis. Intérpretes: Fernanda Torres, Selton Mello, Luiza Kozovski, Bárbara Luz, Valentina Herszage.

Desde Brasil, en el recuerdo a las víctimas y desparecidos de la dictadura militar (1964-1985), basada en hechos y personajes reales contados en un libro de Marcelo Rubens Paiva, hijo de uno de ellos, Aún estoy aquí responde al prototipo de película extranjera para el Oscar, también incluso sin esa etiqueta para colocarse igualmente entre las diez candidatas a mejor película y con una nominación más, bien merecida, para su protagonista Fernanda Torres.

Prototipo en lo que toca a su clara posición ética y política de denuncia de las tropelías y abusos de los regímenes dictatoriales, también en su medida estructura clásica con un prólogo y hasta dos epílogos que apuntalan y obligan a leer retroactivamente los acontecimientos ambientados en 1971 que ocupan buena parte de su metraje y de manera bastante dilatada. Es entonces cuando, tras un preámbulo de feliz vida familiar burguesa junto a las playas de Río, la cinta se adentra en el territorio de la noche, la amenaza y el drama íntimo y casero tras el secuestro y la desaparición del cabeza de familia, ingeniero con pasado político y padre ejemplar. 

Salles (Estación Central de Brasil, Diarios de motocicleta, Línea de pase) oscurece la paleta carioca, coral y musical (, Caetano, Gal, Mutantes…) de su arranque y adopta las formas del thriller noir para meternos el miedo en el cuerpo como a esa esposa y madre que mantiene siempre el tipo a pesar de su calvario o esos hijos que van descubriendo poco a poco el carácter irreversible de los acontecimientos. Es ahí donde la película se mueve con mayor contención y solvencia, con una clara voluntad de aguantar los machos melodramáticos y emocionales para poder soltarlos algo más adelante.

Torres hace suyos el núcleo de fuerza y la mirada del filme y a su lado todo lo demás, incluido el guiño final a su madre Fernanda Montenegro, no deja de ser una buena ambientación de acompañamiento y acentuación a golpe de elipsis. A la postre, Aún estoy aquí aspira también a ser un filme feminista a propósito de la capacidad de (auto)reconstrucción personal y profesional como manera de combatir y superar el trauma y, aunque el Alzheimer se termine llevando por delante los recuerdos de su protagonista, a quedar como monumento a la memoria histórica brasileña (y latinoamericana) y aviso a navegantes por las aguas siempre procelosas de la repetición de los ciclos.

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