CULTURA

Un centenar de bailarinas y bailarines profesionales se disputan las 9 plazas del Ballet Flamenco de Andalucía

Uno de los grupos de bailarines profesionales en las audiciones del Ballet Flamenco de Andalucía.

Uno de los grupos de bailarines profesionales en las audiciones del Ballet Flamenco de Andalucía. / José Ángel García

Todos de negro y con tacones. Las chicas con el pelo tirante hacia atrás, porque la cara es uno de los elementos expresivos de la danza. En la sede del Ballet Flamenco de Andalucía (BFA), dependiente de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, se respiraba ayer una atmósfera llena de nervios y de ilusión, pero también de una energía y una entrega infinitas a la hora de responder a las coreografías que les proponía Eduardo Leal (con música de la inmortal Medea) y la propia directora, Patricia Guerrero, cuyo estilo no resultaba nada fácil de asimilar.

La mayoría proceden de los conservatorios andaluces, aunque también hay integrantes del Ballet en la pasada etapa, amén de una rusa, una mexicana, una argentina y un norteamericano que quedó finalista, no sin antes haberse empeñado a fondo en el Conservatorio Mariemma de Madrid.

Tras una primera selección, de los 192 aspirantes que respondieron a la convocatoria publicada en BOJA el pasado diciembre, 98 fueron citados a la audición. Ayer, tras realizar por grupos una clase de ballet, una de técnica y un pequeño montaje de flamenco, quedaron 37 profesionales, (24 mujeres y 13 hombres). De estos salió la veintena de finalistas que, al final de la tarde, tuvo oportunidad de mostrar en solitario, durante tres minutos, su capacidad técnica y expresiva.

Ahora, la pelota está en el tejado de los miembros del tribunal, formado por Rubén Olmo, Alfonso Losa y Ana Morales, a los que se añadieron dos representantes institucionales y el maestro repetidor del BFA, Eduardo Leal (sin voto).

Un total de 98 profesionales fueron citados a la audición. Un total de 98 profesionales fueron citados a la audición.

Un total de 98 profesionales fueron citados a la audición. / José Ángel García

Patricia Guerrero, en sus primeros pasos como directora, afirma haber elegido el tribunal "en primer lugar, porque son tres grandes figuras de la danza flamenca actual, y luego porque son compañeros y amigos en cuyo criterio confío plenamente; ellos me conocen muy bien y sé que van a ser sinceros conmigo y con los aspirantes”.

Todos estaban entusiasmados, incluso emocionados con la energía que desprendían los jóvenes candidatos, muchos de los cuales no sobrepasaban los veinte años (la media de edad ha estado entre los 23 y los 24). "Vaya talento y vaya técnica que tiene la mayoría. Va a ser dificilísimo decidir", decía la bailaora y coreógrafa Ana Morales, secundada por todos sus compañeros.

A las preguntas de los medios presentes ayer por la mañana, la directora, que no tuvo que hacer audiciones en su momento porque entró directamente como solista en el BFA, dirigido a la sazón por Rubén Olmo, afirma que "ahora busco talento, fuerza, peso, madurez dentro de su juventud y, sobre todo, energía flamenca. Busco un perfil completo porque yo, para mi proyecto, necesito bailarines versátiles, cuerpos educados en la danza".

Hoy será el turno de las audiciones para cubrir las vacantes de dos cantaores, dos guitarristas y un percusionista ante un tribunal compuesto por el guitarrista Dani de Morón, el percusionista Agustín Diassera y, por parte del Instituto Andaluz del Flamenco, Segundo Falcón.

Una de las pruebas de las audiciones. Una de las pruebas de las audiciones.

Una de las pruebas de las audiciones. / José Ángel García

Las listas definitivas de los artistas seleccionados se conocerán la próxima semana y se harán públicas en el portal de transparencia de la Junta de Andalucía.

Hay que reconocer, sin embargo, que a la alegría general de todos los presentes ante este derroche de juventud y talento, que habla a las claras de la exuberancia y la buena salud del flamenco, se suma un cierto desánimo. Y es que muchos pensaban que, al unir en una consejería Cultura y Turismo, con sus operaciones millonarias, finalmente se le iba dar al flamenco y al BFA el lugar que le corresponde de acuerdo con su categoría y su potencial, como representante en el mundo de un arte autóctono y Patrimonio de la Humanidad.

Pero lo cierto es que, después de haber visto hace poco en Sevilla la envergadura del Ballet Nacional de España, de saber que la Comunidad de Madrid va a resucitar su Ballet centrándolo en el flamenco y la danza española, o que el único Centro Coreográfico de flamenco que existe en España, el de María Pagés, está en Fuenlabrada (Madrid), tener un ballet público que funciona por proyectos y con un elenco de nueve bailarines y bailarinas (menor que el de algunas compañías privadas), habla bastante de la miopía de esta Comunidad.

"Con todo –dice Guerrero–, yo me siento muy honrada y muy feliz de dirigir, durante tres años, esta compañía en la que pude crecer como artista, y voy a tratar de hacer lo mejor para el Ballet y de cambiar lo que crea que hay que cambiar dentro de las posibilidades que tiene su estructura actual".

Una vez conformado el elenco, la granadina comenzará a trabajar en el espectáculo Pineda, basado en la historia lorquiana de Mariana Pineda. Con este se presentará en el Generalife granadino este verano, dentro del ciclo Lorca y Granada y más tarde, en la Bienal de Flamenco de Sevilla.

Durante su estancia en el BFA, también llevará a cabo el proyecto con el que ganó la dirección, Tierra Bendita, y aunque no quiso concretarlo, pretende reponer alguna de las piezas del extenso patrimonio coreográfico que atesora este Ballet que, con todas sus vicisitudes, está a punto de celebrar su 30 aniversario.

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