Cultura

Una cosa rara en unos arcos sin chispa

El valenciano Vicente Martín y Soler (si viera su nombre escrito en valenciano, como en un extemporáneo y sin sentido gesto de ultracorrección política lo ha recogido el Teatro de la Maestranza, le costaría seguramente reconocerse) fue un músico muy apreciado como operista en la Europa de su tiempo, donde fue conocido como Martini o Lo Spagnuolo.

Las 21 óperas que han sobrevivido de Martín y Soler están en plena fase de revalorización y recuperación, aunque sin duda la más famosa de todas es Una cosa rara, osia belleza ed onestà, que, con libreto de Da Ponte, se estrenó en Viena en 1786, desplazando del interés de los vieneses a Las bodas de Fígaro de Mozart, quien reconocería la popularidad de la obra de su rival citándola en su Don Giovanni.

Desde la segunda mitad del siglo XVIII se hizo habitual que las obras escénicas de mayor éxito fueran arregladas para instrumentos y conjuntos diversos, tratando de facilitar así su difusión en el ámbito doméstico y en aquellas ciudades sin actividad operística regular. Una medida de la celebridad de Cosa rara la dan los al menos 80 arreglos que se hicieron con su música, uno de ellos publicado para el cuarteto de cuerdas por Artaria en 1788. Si no salido de la mano del propio Martín y Soler, es casi seguro que el compositor al menos lo revisó para su edición.

El arreglo está siendo interpretando con cierta frecuencia en los últimos años, y de él existe ya incluso una interesante grabación discográfica debida al Cuarteto Canales. El Cuarteto Arcadia, uno de los productos camerísticos más destacados de la OJA, lo afrontó en el primer recital del ciclo que el Maestranza ha titulado Música transcrita, y su interpretación fue correcta en intención y realización, pero sin demasiada enjundia. He escuchado al Arcadia actuaciones bastante más finas en empaste, afinación y equilibrio. La intención analítica y exploratoria de una música amable como ésta quedó bien marcada por el muy contrastado tratamiento de tempi y dinámicas, pero faltó un poco de chispa en los pasajes rápidos y un sonido global más redondo y conjuntado.

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