Distancia de rescate | Estreno en Netflix

Madres perpendiculares

María Valverde en una imagen del filme de Claudia Llosa.

María Valverde en una imagen del filme de Claudia Llosa.

Basado en la novela de Samanta Schweblin, el cuarto largo de la peruana de apellido ilustre Claudia Llosa (Madeinsusa, La teta asustada) viaja hasta la región argentina del Río de la Plata para convocar los fantasmas del miedo maternal y desdoblarlos en las dos mujeres que interpretan María Valverde (siempre aniñada) y Dolores Fonzi (siempre turbia), vecinas de finca y piscina durante un verano que se trunca en una suerte de sinuosa pesadilla diurna.

Narrada a dos voces susurrantes entre tiempos difusos y acontecimientos imprecisos y desordenados, Distancia de rescate, cuyo título hace referencia a ese margen de reacción ante cualquier peligro que pueda acechar a un hijo, busca crear una maraña donde lo sensorial y lo atmosférico primen sobre la lógica o la claridad narrativa, troceada en escenas que dan cuenta de una relación femenina marcada por la atracción y la ambigüedad, la identificación especular y el recelo mientras los dos hijos de ambas mujeres deambulan por los alrededores trazados como pequeños depredadores o amenazados por un peligro incierto.

La película se construye así sobre su propia forma mutante y esa incertidumbre suspendida y mórbida que, a la postre, ha de resolverse de alguna manera (y no precisamente la más sutil). Ensimismada en su tono de fábula siniestra, presa también de un cierto estancamiento y confusión, Distancia de rescate propone una inmersión en los temores maternales entre las texturas del sueño a plena luz, las maneras del cine de terror de pueblos y niños malditos y esa lírica del indie globalizado de la que Llosa ya había dejado muestras en No llores, vuela