Diversas aproximaciones a lo oscuro
El pañuelo de la hija de Pipino | Crítica
Periférica publica la única novela de la poeta alemana, afincada en EE.UU, Rosmarie Waldrop, El pañuelo de la hija de Pipino. Se trata de una novela de carácter experimental, fragmentaria, divertida y acerba, centrada en los años del nazismo.

La ficha
El pañuelo de la hija de Pipino. Rosmarie Waldrop. Periférica. Trad. Blanca Gago. 272 págs. 20,50 €
Esta novela de Waldrop, de carácter experimental, alberga dentro de sí una modesta y fragmentaria historia del nazismo, expuesta mediante breves estampas familiares. Dichas estampas, hilvanadas con claridad, pero con ligereza, son el fruto de la evocación de uno de los miembros más jóvenes de la familia. Y es, pues, a través de la memoria adulta de aquella experiencia pueril como el lector se aproximará a una época lejana, reconstruida especulativamente. Por otra parte, Rosmarie Waldrop dispone de un refinado caudal humorístico; lo cual le permite añadir a este retablo, a un tiempo familiar e histórico, un sesgo caricaturesco que no excluye -antes al contrario- ni la conmiseración, ni el odio, ni el ridículo.
La novela de Waldrop posee el carácter y la estructura interna de una letanía
Queda por explicar la naturaleza experimental de El pañuelo de la hija de Pipino. La novelista Waldrop, cuya formación o cuyo oficio más reconocido es el de poeta, exhibe, en consecuencia, una destreza lírica y una fluidez literaria con las que accede, in media res, a los recuerdos que barajan sus personajes. No es ahí, sin embargo, donde El pañuelo de la hija de Pipino encuentra su hecho distintivo. Habría que retrotraerse a los primeros años del XX, y a las corrientes de conciencia que por entonces se formulan literariamente, para reconocer esta confesionalidad urgente e impremeditada que constituye El pañuelo de la hija de Pipino. Con un añadido de importancia. Contando con las modulaciones pertinentes, la novela de Waldrop es una letanía. Lo cual, si sorteamos su connotación votiva, debe llevarnos, por ejemplo, a la obra de Cela. Y en concreto, a novelas como Oficio de tinieblas, 5, Mazurca para dos muertos y a Mrs. Cadwell habla con su hijo, cuyo tenor es el del soliloquio dramático y el de un lirismo infausto. Se trata, pues, del flujo desordenado de la memoria, y de la reiteración, con variaciones, de unos hechos cuya significación excede, al cabo, lo meramente personal.
A este respecto, El pañuelo de la hija de Pipino es la circunvolución, acre y humorística, de una niña en torno a sus recuerdos; recuerdos en cuyo cruce se revela, tangencialmente, una significativa hora del mundo. En tal sentido, el carácter fragmentario de la novela no hace sino contribuir a una fantasía de solidez, de plenitud, sobre la que los personajes se deslizan, a pesar de todo, airosamente.
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